El violento fanatismo ha enlutado a Barcelona y ha vuelto a enlutar al planeta entero.
Ahora "le tocó" a la ciudad catalana ser el objetivo de la insensatez y la barbarie, y ante la tragedia el mundo futbolístico volvió a mostrar su buena cara.
Dolorosa y obligatoriamente, de inmediato surgieron los mensajes de pésame y solidaridad de parte de los protagonistas del conjunto blaugrana, de la institución entera y del medio futbolero catalán en su totalidad.
Pero también proliferaron como intento de bálsamo diversos mensajes desde distintos "lares futboleros" de la Tierra, encabezados por los del Real Madrid, el acérrimo adversario... solamente en la cancha.
Innumerables muestras de apoyo en las redes sociales, y ejemplares gestos como el de los jugadores merengues enviando desde su entrenamiento su solidario minuto de silencio.
He ahí otra inmejorable demostración de lo que es, de lo que puede y debe ser el futbol: un juego que sirva para unir y no para separar, para consolar y no para enardecer; un juego pacificador y no generador de violencia.
Por lo pronto, algo tiene de alentadora esta reacción de la familia del futbol mundial ante la reciente tragedia.
Porque en un mundo idóneo, no sólo resultaría imposible que algún acto violento tuviera su origen en un partido de futbol, sino que incluso éste, el futbol, sería el mecanismo ideal para resolver los grandes conflictos.
Que en lugar de ser los tanques, las balas y los misiles los encargados de "darle la razón" al "ganador", fuera en una cancha donde se dirimiera el asunto, para que de ahí saliera airoso quien mejor jugara, quien más goles metiera; y no quien más letales armas fabricara y más rivales matara.
Se vale soñar.
Twitter: @rgomezjunco |