El análisis Ustedes mejor que nadie saben que soy enemigo de decir "se los dije", pero que conste que desde hace un par de semanas les conté que se venía el plan de contingencia de Grupo Pachuca ante el derrumbe del proyecto de Juan Cambios Osorio.
La verdad es que yo aún no termino de interpretar al colombiano: un día parece un revolucionario del futbol y al otro un lunático que se sacó la lotería. Imagínense, ya para que los propios seleccionados declaren que el DT tricolor no hace interescuadras ¡pues así como!
O sea, ¿cómo poner en práctica en los partidos algo que ni siquiera ensayaron en la semana?
Pues ayer salió Andrés Fassi a confirmar que hay varios dueños que desean darle una sacudida a la estructura del Tri y sobre todo pedirle cuentas a los responsables federativos, o sea, Decio de María y Guillermo Cantú.
Aunque la mano derecha de Chucho Pachuco trató de ser muy positivo, recordando que en Grupo Pachuca apoyan la continuidad de los proyectos - aunque en León no piensan lo mismo con Javier Torrente-, sí dejó en claro que el lunes le van a leer la cartilla a Osorio y hacerle manita de puerco para que acepte 10 condiciones.
No se sabe aún si don Rotaciones estará presente en esa junta del Comité de Desarrollo Deportivo, o si pedirá que le dejen el recado con Decio y Cantú, y que ya luego él se comunica, porque anda de vacaciones.
Sólo que el colombiano tiene un as bajo la manga, y es señalar a algunos jugadores que, como algunos de mis pantalones últimamente, no han dado el ancho.
No les puedo decir quiénes son pero ¡oh casualidad! hay dos de la cantera tuza entre ellos. Uno, empieza con R y termina con odolfo Pizarro y el otro inicia con E y finaliza con rick Gutiérrez, ya que según el cuerpo técnico colombiano mostraron falta de compromiso.
Otro es Martín Barragán, aunque aquí la culpa no es del "Poteyo", sino del que lo hizo seleccionado.
Existe la errónea idea de que tooooodos los jugadores están de lado de Osorio, pero no es cierto. El colombiano ha sabido echarse a la bolsa a los "europeos" y otros de peso, pero créanme que no a todos los encanta que los cambie de posiciones y sean exhibidos durante los juegos. No se despeguen. Se va a poner bueno.
Sacadas de lengua Arañazos, rasgadas de media, bolsazos, sacadas de lengua y más aparecieron ayer en el pleito entre los Pumas y el uruguayo Gastón Silva, quien ya les había dicho que sí, pero salió con que dice mi mamá que siempre no. Literal.
El Club Universidad le recetó un despechado comunicado que parecía escrito por Juan Gabriel, con todo y el "de nosotros no te burlas", y el jugador respondió con uno peor, diciendo que como hombre decidía dónde jugar... y ese es el problema.
Ahí les va: el 23 de julio, Gastón llegó a un acuerdo económico tanto con el Torino como con Pumas. Las tres partes pactaron una transferencia indefinida en cuanto a duración, detalle incluido en el punto 1.3 del papel firmado por todos ellos.
Horas después, la madre de Gastón recibió la propuesta económica de la Universidad, la cual fue devuelta con la firma del defensa. Digo, a menos que la ñora le haya falsificado la firma, pero a las oficinas del club llegó un papel aceptando la oferta.
Pero las cosas raras empezaron la semana pasada. El miércoles tenía cita en la embajada mexicana en Madrid para tramitar su visa de trabajo en México, pero se presentó hasta el jueves.
¿Qué ocurrió después? Pues eso sólo lo saben Gastón y su mamá, porque entonces salió con el cuento que no había firmado nada y háganle como quieran.
El asunto es que en La Cantera no hay uno ¡sino dos documentos con su rúbrica! ah, y es igualita a la de su pasaporte.
El uruguayo ya se apareció en el Independiente de Avellaneda, que quiere pagarle al Torino 1.6 millones de dólares por el 80 por ciento del pase, con el argumento de que no quiere ir a México.
Pumas tiene tooodas las de ganar, pero el problema no es ese, sino que para cuando le den la razón jurídica, este defensa de 23 años ya se retiró, es abuelo y vive de sus rentas.
Tanto que le tiraban al "Pikolín" Palacios ¡y el nunca le hizo eso a Pumas! Perdónalos, "Pikolín", no sabían lo que hacían.
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