Negocio familiar Parece que en el mundo chiva las cosas nunca pueden estar tranquilas y como Jorge Vergara ya tiene tiempo sin correr técnicos, el fin de semana echó a un directivo como para no perder la costumbre.
La salida de Rogelio Roa -clave en el éxito comercial que vive actualmente el Rebaño- se debió, por decirlo de alguna forma, a temas familiares.
La relación entre Roa y Amaury Vergara no era la mejor. Como el hijo de Omniyorch y director de Chivas TV fue tomando poder, digamos alguien salía sobrando en la ecuación.
"Mira, papá, yo también le entiendo a esto de la mercadotecnia, me echo el tiro y ¡nos ahorramos una lana!", le habría dicho Amaury a su padre, palabras más, palabras menos, pero el chiste es que al mandamás le llamó la atención la propuesta y ¡pum! corrió a Roa.
El despido resultó sorpresivo, porque los llenos en el estadio, la venta de abonos, la identificación de la afición con el equipo y la mejora de la experiencia del aficionado en la casa de las Chivas son precisamente resultado de la chamba de Roa.
Y no es que Matías Almeyda no esté haciendo su trabajo, pues también ha influido en esta comunión del equipo con la gente, pero se las pongo así: el Pachuca y el Toluca han sido campeones y sus estadios no se llenan cada semana... y el del Rebaño tampoco rebosaba hace unos años.
Como todo un caballero, Roa se fue sin echar pestes. Me imagino que piensa que su trabajo hablará por él y que es mejor dejar la puerta abierta.
A ver si no lo extrañan.
Inolvidable Y hablando de Omniyorch, se han de imaginar lo dolido que terminó después de aquel viejo y caro amor con Angélica Fuentes, pues ayer compartió con emprendedores lo que aprendió sobre lo que no debe hacerse en la vida ni los negocios.
Al parecer, cada vez que respira Vergara agradece ya no estar con Fuentes, a quien ha comparado con un alacrán.
Pues ayer en su conferencia en el Campus Party lanzó el consejo de enfocarse en las soluciones y no los problemas.
Como ejemplo, el dueño del Guadalajara expuso que cuando que se enteró de que su viejo amor le había hecho un fraude de 8 mil millones de pesos, además de irse para atrás, se dijo a sí mismo que tenía buscar la manera de no quedar mal por falta de dinero.
La mayoría de mis filosos lectores, imagino, habrán vivido algún problema de pareja, pero eso de poner como ejemplo negativo a cada rato una relación pasada es porque dejó huella, aunque no sea de la mejor manera.
Hay amores que nunca se olvidan.
Problemáticos La semana pasada en el Monterrey estalló la bomba porque el uruguayo Walter Gargano acusó al técnico Antonio Mohamed de pedirle moche por jugar en su equipo.
Luego se arrepintió, ofreció disculpas y ayer hasta se retractó y dijo que no le constaba, a lo mejor asustado porque el "Turco" dijo que iba a demandarlo.
Pero no es primera vez que Mohamed se mete en líos con pateabalones.
Basta recordar la bronca que tuvo en el América con Paul Aguilar, a quien acusó de haberle faltado al respeto tras reportarse en estado inconveniente.
El lateral, sin embargo, se le puso al brinco y le dijo que estaba bueno para reprender, pero no para predicar con el ejemplo, porque se salía de las concentraciones de juerga y llegaba muy alegre de madrugada. Ahí también ardió Troya.
Y en los Rayados no pudo ocultar sus diferencias con el portero Jonathan Orozco, quien terminó por irse del club luego de varios problemas que trataron de minimizar.
Con Carlos Sánchez, otro uruguayo, la relación tampoco es buena.
Ojo, no dijo que no existan los futbolistas problemáticos, pero parece que el "Turco" tiene imán para los malportados...
¿O será que la bronca está en otro lado?
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