La Selección Mexicana tratará de instalarse mañana en la Final de la Copa Confederaciones.
Al enfrentar en cancha rusa a una poderosa aunque no "de lujo" escuadra alemana, los tricolores de Osorio irán en pos de saldar esa deuda que indudablemente tienen con el buen futbol.
Porque es cierto que el conjunto mexicano ha cumplido con el primordial objetivo al llegar a las Semifinales de este torneo, pero también es evidente que no ha jugado como podría y debería jugar.
Para aspirar a objetivos más altos, es otro el nivel de funcionamiento que está obligada a alcanzar esta Selección Mexicana.
Supuestamente, de lo que se trata es de llegar a la Copa del Mundo del próximo año con buenas probabilidades de realizar en ella un papel por encima del realizado en anteriores eventos mundialistas.
Si ésa es la meta, con este futbol no alcanza.
Para que alcance, a los magníficos números en la era Osorio es urgente complementarlos con mucho mejor futbol.
Porque con esos altamente meritorios números no bastará para hacer algo sobresaliente el próximo año... ni para librarla mañana ante los alemanes.
Para librarla, será necesario mejorar en todas las líneas, en el trabajo defensivo, en el ofensivo, en labores de recuperación y distribución del balón en medio campo y en toda la cancha, en la búsqueda de la indispensable eficiencia para cerrar los espacios al defender y ampliarlos al atacar.
Sería injusto pedirle a esta Selección que juegue al nivel de las grandes potencias, pero sí debe exigírsele que lo haga como otras ediciones tricolores lo han hecho, como lo hizo la del 93 en Ecuador, o la del 98 ante Bélgica y Holanda, o la de 2002 ante Italia, o la de 2005 en aquella Confederaciones, o la de 2010 ante Francia, o la de 2014 ante Croacia.
Si muchas veces lo ha hecho, no sería mucho exigir que hoy lo hiciera.
A ver si lo hace... y para cuánto le alcanza.
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