Un crucial partido jugará hoy la ensalada tricolor en cancha rusa.
Ante la Selección anfitriona de esta Copa Confederaciones, el máximo representante del futbol mexicano se jugará su pase a Semifinales.
Un empate ante la escuadra rusa le resultaría suficiente para instalarse en esa penúltima instancia, pero para conseguirlo estará obligado a desplegar un futbol muy por encima del desplegado hasta ahora.
Porque después de la decorosa actuación ante los portugueses, esta impredecible Selección Mexicana brindó un desastroso primer tiempo ante los neozelandeses, para corregir en el segundo y terminar rescatando una apurada victoria.
Una inestabilidad en el funcionamiento que mucho tiene que ver con el empecinamiento de su director técnico en no repetir ni alineaciones ni formaciones... ni manera de jugar.
A un equipo que sigue muy lejos de dominar una forma de jugar, su técnico lo pone una y otra vez a jugar de formas distintas, o a intentar hacerlo.
Amparado por sus magníficos números al frente del Tricolor, Osorio se ve ampliamente beneficiado por la incapacidad de sus dirigentes para revisar el proceso de este equipo más allá de ese simplismo de los resultados.
Si el objetivo sólo era el de instalarse en la Copa del Mundo de 2018, pueden darlo por cumplido.
Pero si se pretende alcanzar en esa justa mundialista una altura superior a las alcanzadas en anteriores ocasiones, no se ve cómo ni parece el equipo adecuadamente encaminado.
En ese incierto camino, el partido de hoy representa una magnífica oportunidad para empezar a corregir el rumbo; para aspirar no sólo a los casuales buenos resultados, sino al buen futbol que amplíe las probabilidades de conseguirlos en partidos de mayor importancia.
A ver si en éste se comportan como deberían.
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