La Selección Mexicana inicia mañana su participación en la Copa Confederaciones.
Ante el poderoso representativo de Portugal, el equipo mexicano tratará de salir airoso de la primera de las tres pruebas que presentará en este torneo... con la intención de presentar otras dos.
Con el boleto para la Copa del Mundo del próximo año ya en la mano, los tricolores intentarán dejar constancia, en estas mismas canchas rusas que en el 2018 pisarán, de ese buen futbol del que son capaces.
Pocas veces en los ciclos mundialistas tiene la Selección Mexicana la oportunidad de enfrentar a contendientes del nivel de la escuadra portuguesa.
No entre las grandes potencias mundiales o europeas (a pesar de ser la actual campeona en el Viejo Continente), pero sí con un potencial muy diferente al de los frecuentes adversarios del equipo mexicano.
Con Cristiano Ronaldo como magnífico estandarte, los portugueses despliegan un futbol en el que las capacidades técnicas y físicas se conjugan a elevados niveles.
Como parámetro, nada que ver con el concakafkiano.
De un partido como éste, pueden los tricolores obtener un aprendizaje que por lo general no obtienen ni sumando 10 partidos de los "amistosos" o eliminatorios.
Y además de aprender, para nada puede descartarse la posibilidad de que el conjunto mexicano sea capaz de competirle en toda la cancha y en todo momento al poderoso rival.
Aunque la falta de continuidad en las alineaciones siga atentando contra la eficiencia colectiva que esta escuadra tricolor podría alcanzar, sus herramientas futbolísticas son suficientes como para aspirar a pasar esta prueba.
Veremos si la pasan desplegando buen futbol... y para cuánto les alcanza.
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