Los árbitros vuelven a asomarse a la luz del reflector.
El centro de la pista no está destinado a ellos por la naturaleza de su trabajo. Sólo en algunas películas son el personaje principal. El juez, por principio, dictamina sobre las acciones de los protagonistas pero no es el corazón de la obra.
Sin embargo, y haciendo pleno uso de sus facultades, últimamente se han expresado y obrado en defensa de sus intereses.
No les gustaba Edgardo Codesal como jefe y lo echaron. No les pareció el castigo a Triverio y Aguilar ya corregido por el TAS, y pararon la Liga. No les pareció que su otro jefe, el presidente de la Comisión, no haga lo que ellos quieren y ya le aplicaron la ley del hielo en un comunicado público.
Como profesionales de lo suyo, habrán de analizar dos cosas: la calidad de su trabajo semana a semana, la disciplina y entrega con que preparan y ejecutan cada partido, y también si en algún momento tendrán conductas más mediadoras que las mostradas en los últimos tiempos.
Si los árbitros piden respeto, es porque lo merecen. Pero han sido los primeros en cederlo ante el futbolista que les hace cortes de manga, les reclama airadamente y desdeña su autoridad. Está grabado.
Eso llegó a un límite merecedor de sanción con los casos de Triverio y Aguilar. Pero se les pasó la mano al exigir el año de suspensión que un organismo competente e internacional derribó de inmediato.
¿Cómo quitarle malos humores a los hombres del silbato, posibles víctimas de sus emociones?
Los árbitros están enojados. Tanto, que lo dicen una vez más y hasta por escrito. Vuelven a desconocer a quienes son su referencia de autoridad. Codesal lo era por organigrama y funciones. Iñárritu, también.
Quienes piden respeto a su autoridad desconocen a la que manda sobre ellos. Será de lo más válido pero las maneras y los conductos no han sido los adecuados por poco institucionales. Tampoco los interlocutores han sido siempre los indicados.
¿Qué hará la afición si no le gusta el siguiente arbitraje de cualquiera de ellos? ¿O los clubes que por errores en una jornada decisiva resulten afectados? ¿Le pedirán cuentas al presidente ignorado, al líder de los árbitros o a Fuenteovejuna?
Al lector le interesará poco la diferencia gremial pero le será indispensable que el desempeño profesional sea de calidad.
América-Pachuca es decisivo con clubes de dos corrientes distintas. Monarcas y Jaguares se juegan la permanencia el fin de semana.
Que los árbitros hablen con excelentes trabajos en el momento más importante. Después de eso, podrán hacer de su asociación un papalote y de su actividad, un monstruo.
Ojalá que en ambos casos sepan decidir lo correcto. No son un ente que viva solo.
fjgonzalez@mural.com Twitter: @fj_tdn |
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