Lo que hace Ricardo Peláez sobre su salida del América al término de la campaña recuerda, por el momento en que sucede y por la importancia del cargo, aquel capítulo de Antonio Mohamed poco antes de una Liguilla por el título.
Uno supone que hay momentos en que lo más importante para una institución es concentrarse en su tarea colectiva. En este caso, clasificar a la Liguilla en el mejor lugar posible y levantar otro trofeo haciendo a un lado cualquier distractor.
El "Turco" hizo saber que no lo habían llamado para extender su nuevo contrato algunas semanas antes de la Liguilla de diciembre de 2014. Peláez lo hace a dos jornadas del inicio de la serie final, dos años y medio después.
El manual de Carreño dice que eso no se debe hacer salvo por una causa absolutamente justificada. Quien anuncia que se va pierde su peso ante el grupo que dirige, lo confunde, genera un vacío.
Conociendo a Ricardo, seguro que tenía ese motivo que le hizo adelantarse. Ayer apareció en muchos medios de comunicación agradeciendo al América, pero anunciando su alejamiento. Hasta el final del torneo sí, pero sin esperar su desenlace.
¿Fue porque se filtró la versión en la prensa? ¿Por la presión mediática que se levantó a través del rumor que oficialmente el club nunca confirmó pero que el propio presidente deportivo disparó?
Mohamed se fue después de una Final, tras dar la vuelta olímpica. Gustavo Matosas lo hizo, también sorpresivamente, pero flanqueado por sus directivos para avalar su adiós por tener diferentes criterios.
Ricardo Peláez, con números que deja ahí para ver si alguien los iguala en un período semejante al suyo, hizo el anuncio sin ceremonia corporativa.
El cuasi-ex presidente deportivo es profesional, acucioso, entregado. Fiel a la causa, aprehensivo, ansioso y conocedor del oficio que con buena preparación académica y moral supo aprender rápidamente.
Ayudó a llevar al amado y odiado América a lugares que ya estaba olvidando: títulos, Liguillas, vueltas olímpicas y protagonismo.
Las relaciones se desgastan y seguramente ese es el caso. Puestos como el suyo tienen esa característica.
Enorme como persona, exitoso en lo que se ha propuesto, nos deja sin embargo esa incógnita. ¿Por qué anunciar en solitario y en el momento menos oportuno para la causa de su club una decisión tan importante?
Habrá de irle bien en lo que emprenda. Y posiblemente algún día sabremos qué dijo en el vestidor al término del entrenamiento al grupo que preside y qué fue lo que pasó por su cabeza.
Por su nobleza, Ricardo nunca ha dejado tirado nada.
Pero lo de ayer se parece mucho a eso.
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