Dicen que para entrarle a las redes sociales, ya sea como persona publicitada o institución pública, a manera de primer requisito, se debe tener la piel dura para soportar los ataques desde el anonimato. Bueno, bueno, tampoco tan dura como el ex Gobernador de Veracruz Javier Duarte, quien tuiteaba con absoluto cinismo hasta el día de su fuga.
Y es que no hay de otra, para estar vigente hoy en día, más como institución deportiva, es necesario subir contenido, interactuar y, como se dice coloquialmente: 'aguantar vara'.
En días recientes la cuenta de Twitter @Cruz_Azul_FC (con más de un millón de seguidores) ha sido constantemente mencionada y no precisamente por sus publicaciones, más bien por sus reacciones ante la burla que genera perder, al menos cinco veces en el presente semestre, una ventaja en los últimos minutos del partido.
Las redes sociales son tan serias o tan relajadas como uno quiera, aunque se entiende que la cuenta de una institución como Cruz Azul debe mantener un perfil sobrio, y más cuando los resultados de su primer equipo son tan decepcionantes.
Tras la derrota de último minuto en Puebla, por la Jornada 14, se desató un bombardeo sin precedentes contra Cruz Azul en redes sociales.
Pocas horas más tarde los usuarios de Twitter se quejaron al ser bloqueados por la cuenta oficial de La Máquina, por lo que de inmediato crearon el #AMiMeBloqueóElCruzAzul, que rápidamente se propagó.
Pero probablemente lo que más indignación causó entre los seguidores, fue la manifestación del último héroe en la conquista de un título de Liga, Carlos Hermosillo, quien hizo público que su cuenta de Twitter también había sido bloqueada por el club al que tantos años, goles y satisfacciones le dio. Carlos únicamente se quejó del incremento en los precios de las entradas para el encuentro de la Jornada 15 ante Chivas. Suficiente para ser bloqueado.
Ahora bien, dentro de esta historia de redes sociales, apareció también Robin Álvarez, hijo del mandamás de Cruz Azul: Billy Álvarez. Robin de plano se hartó y en su cuenta trató de poner un alto a las burlas que sufre el equipo que aparentemente él opera: "Buenas noches aficionados, ante tanta cuestión, les digo que cada jugador está siendo evaluado. Cruz Azul no es una burla".
Pocos días después, para condimentar la situación, se apareció una señora en las instalaciones de La Noria para promocionarse mediante un ritual sobre un anafre que pretendió ser una limpia. Lo que vive Cruz Azul hoy se presta incluso hasta para este tipo de faramallas.
Y no, por supuesto que Cruz Azul no es una burla. Existen pocas instituciones en México tan serias como ésta, pero es precisamente su ejemplar formalidad, aunada a sus constantes tropiezos, lo que motiva que la gente reaccione de manera burlona. Es decir: Cruz azul no es una burla, pero sus fracasos en la cancha y su manera de reaccionar ante la crítica, sí lo son.
Esta semana platiqué con Pablo Larios, quien perdió dos Finales con Cruz Azul en la portería, una de ellas hace 30 años luego de tener una ventaja en el primer encuentro ante Chivas. Pablo coincide que 'cruzazulear' es una constante que desde entonces existe, solo que las redes sociales lo han catapultado a niveles estratosféricos hoy en día.
Lógicamente la situación actual del equipo no se presta para cotorrear demasiado, pero creo en definitiva que bloquear a cuanto seguidor se refiera de manera negativa o burlona hacia el equipo, no es la mejor estrategia, sino más bien: endurecer la piel.
Twitter: @Felixatlante12 |