"Si hay algo que he aprendido en mis años de profesional es que lo único consistente en el golf es su inconsistencia".
Jack Nicklaus, profesional de golf Al hablar la semana pasada de esos padres regañones con sus hijos y cómo se equivocan en la forma de querer enseñar golf, abrí un tema delicado.
En los casos que vi de cómo algunos niños eran regañados por sus papás-instructores por no hacer bien las cosas técnicamente, la realidad es que en las edades de 12 a 14 años, la consistencia de la técnica es muy difícil porque no se han expuesto a esa gran cantidad de horas necesarias para dominar la repetición del swing.
Ciertamente algunos chavos logran mayor sincronía temprano, pero no todos, y esperar que el swing funcione bien siempre es un error, más porque durante una ronda de juego la cantidad de golpes que enfrenta es variada y el swing de golf se tiene que ajustar a cada tipo de golpe.
Otros de los casos fueron porque a sus hijos "les fallaba la cabeza" en el campo y no soportaban ver cómo cometían errores de concentración o estrategia.
Alguien trató de convencerme de que "el golf es 90 por ciento mental". Si así fuera yo sería mucho mejor jugador hoy en día que hace 30 años porque sé más de concentración y temas de la mente.
Efectivamente, el golf depende de tener los pensamientos correctos antes de iniciar el swing por ser un deporte de intención-acción y gran parte de jugar bien depende de tener buenos y acertados pensamientos durante las rondas.
En esta fase de desarrollo los chavos están descubriendo su capacidad y aprenden a base de prueba y error, es por eso que se les ve intentando hacer cada golpe pensando que les va a salir bien, mientras los adultos ven más las posibles consecuencias de fallar, y como así sucede, quieren corregir enseñando a jugar a partir de los miedos con el resultado de limitar el crecimiento de los jóvenes.
En el torneo había unos 250 jóvenes, y tal vez unos 100 padres que en su mayoría han aprendido a hacer su parte correctamente, o sea, a mostrar ese gran apoyo que requieren los hijos para crecer en seguridad de lo que hacen y arriesgan, y si bien hablé de ese pequeño grupo de papás inquietos, la realidad es que el golf juvenil está tan bien porque la mayoría de papás han ido aprendiendo a hacer su parte de ayudar y dejar que los instructores se encarguen de la enseñanza.
Los chavos hoy en día reciben enormes apoyos por parte de los padres y muestran ese compromiso haciéndolo bien; los impulsan para que emigren a jugar golf colegial en Estados Unidos y persigan una carrera en las competencias golfísticas, entonces no hay que asustarse por unos cuantos padres que siguen queriendo tener el control del juego de sus hijos.
La enseñanza de golf es un tema aparentemente fácil y que pareciera poder ser enseñado con base sólo en la experiencia del juego propio (de los papás-instructores); sin embargo, hacerlo bien es un tema complejo que debe ser respaldado por el conocimiento y las buenas técnicas de enseñanza para alcanzar óptimos resultados.
La simple voluntad de enseñar no garantiza aprendizaje.
Hasta el próximo green.
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