La Selección Mexicana aprobó el pasado miércoles su "examen islandés".

A unos auténticos bultos que nada tienen que ver con los heroicos futbolistas de la Eurocopa del año anterior, los tricolores los dominaron a placer y sin mayores dificultades los vencieron... pero apenas pudieron meterles UN gol.

Es decir, que discretamente y casi casi "de panzazo", pero el caso es que aprobaron los jugadores convocados en esta ocasión.

No los 11 ó 15 mejores futbolistas mexicanos del momento, porque el partido en cuestión no se realizó en "fecha FIFA", pero sí algunos con los argumentos suficientes para merecer estar en la mejor Selección Mexicana posible en la actualidad.

Una futbolera actualidad, por desgracia, en la que el margen de maniobra para Juan Carlos Osorio sigue siendo cada vez más acotado por obra y gracia, entre otras cosas, de la reglita del 10/8 establecida por los "visionarios" dirigentes del balompié mexicano.

Y el asunto se complica, por supuesto, cuando los compromisos tricolores se empalman o son muy cercanos uno del otro, como en este 2017 sucede con la Copa Confederaciones y la Copa Oro.

Para encarar ambos compromisos, resulta obligado echar mano de los mejores futbolistas mexicanos para utilizarlos en la Confederaciones, y de quienes les sigan en calidad para participar en la dorada competencia.

O sea que si tradicionalmente la playera tricolor ha sido abaratada, con cuarenta y tantos jugadores que la visten durante cualquier proceso que termina con 25, ahora francamente se ha puesto en oferta para los 60 ó 65 que la vestirán en este 2017.

Cada vez menos mexicanos en las canchas... y cada vez más en la Selección.

Menos espacios para jugar, pero al mismo tiempo, como consuelo, la playera tricolor en oferta.

 
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