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El lobo se esconde al final de la pelota
Homero Fernández | 07-01-2017
en CANCHA
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A propósito del Día de Reyes, esta es una historia que trata de un niño que puede ser muchos. Andy tenía 11 años. Quería jugar al futbol. Su padre y su madre le dijeron que harían todo lo posible para cumplir su sueño. Un día conocieron a Barry, quien tenía buena fama como entrenador infantil y ojeador de nuevos talentos para los clubes importantes. Fue elegido. Como la familia era de otra ciudad aceptó que viviera un tiempo en casa de Barry, donde también había otros niños. Cuenta Andy que llegar allí fue como encontrar un tesoro. Había tres máquinas dispensadoras de jugos y tres mesas de billar. También la casa tenía un parque lleno de árboles, dos perros y un gato. "Si te quedas junto a mí tendrás estas y muchas otras cosas más", le prometió Barry.

Pero pronto el cielo se convirtió en infierno. El hombre comenzó a abusar de él al tiempo que lo aterrorizaba para mantenerlo callado. "Sigue así y no contarás para el equipo. Tu sueño desaparecerá para siempre". A los 14 años Andy se convirtió en un joven introvertido que perdió la alegría. Como si su tormento fuera poco, Barry empezó a cortejar a su hermana de 16 años. Cuando se convirtió en novio visitaba a la familia y buscó abusar del niño bajo su propio techo. "Él iba casa los domingos. Lo veía reírse junto a papá y mamá mientras yo sufría en silencio", recuerda Andy años después.

En 1991, cuando tenía 18 años, el hombre que le controlaba y abusaba se convirtió en su cuñado. Tuvo que presenciar la boda religiosa y participar del festejo "cuando en realidad lo que quería era cortarle el cuello allí mismo".

"Quería desesperadamente ser un jugador de futbol. Sin embargo, tanto dolor y odio me terminaron alejando de un deporte que amaba y que me quitó mi vida como niño. Me pasaba entrenando cuando en realidad lo que quería era echarme a llorar". El testimonio de Andy Woodward a sus 43 años, publicado hace poco por The Guardian, no cayó en saco roto. Otros ex futbolistas se sumaron y contaron sus martirios. Y se abrió la caja de Pandora de la pedofilia en el futbol inglés.

De acuerdo con cifras policiales citadas por la BBC hace unas semanas, hay 157 sospechosos potenciales y 148 clubes investigados en toda Inglaterra. Un universo que comprende por lo menos a 429 víctimas entre 4 y 20 años.

En el mundo hay miles y miles de niños corriendo detrás de algún balón y muchos lobos escondidos detrás de la portería.

Hay veces que como en la historia de Andy el malo es finalmente apresado y condenado, por más de 20 casos, pero hay muchas que permanecen en el vil secreto. Las silencian no sólo la perversidad de quienes las cometen, sino también los padres que sólo sueñan con el sueño de sus hijos pero no ven ni oyen a sus niños... por los siglos de los siglos.

 
 
homero.fernandez@reforma.com
Twitter: @mundodepelota
 
 
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