Nos sorprende la llegada de un nuevo torneo con la expectativa del estreno: futbolistas conocidos con nuevas playeras que defender, otros desconocidos con promesas en las maletas, mexicanos con necesidad de demostrar para quedarse con los puestos titulares y foráneos traídos al mayoreo para ver cuál vale la pena.
Pero además de ello, las intenciones de Rafael Márquez para encabezar un movimiento en que el futbolista defienda sus derechos y -suponemos- respete sus obligaciones.
Márquez es un hombre de respeto. Un líder de los que siempre hacen falta por su trayectoria, sabiduría y referencia. Ha corrido mundo y se ha rozado en distintos ámbitos.
Para erigirse como el nuevo Rey León de esta complicada selva, hay un trecho: el que siempre han puesto de por medio sus colegas de pantalón corto que han culpado al contratante de no dejar unirse al contratado. Como si hubiera que pedir permiso para abandonar el sillón de las comodidades e instalarse en el de las convicciones, mucho más complicado y edificante.
Rafa vivió en carne propia una gran decepción: Atlas le quedó a deber su traspaso al Mónaco de la Liga francesa cuando se hizo a la mar. Y ha vivido situaciones excepcionales para un futbolista nacional.
El llamado de la selva necesita respuesta, y esa se inicia desde la propia pregunta: ¿Cuáles son las injusticias que hay que combatir? ¿Es cierto que en el Draft nadie puede ser transferido si no firma su traspaso o es una excusa directiva? ¿Qué sucede con el futbolista indisciplinado que se tira a la fiesta? ¿Con el que solicita un mecanismo para evadir impuestos?
Las relaciones laborales son complejas desde que el primer ser humano se hizo los servicios de otro sobre la faz de la tierra. Por eso hay mil resoluciones, especialistas en la materia, casos en tribunales y buenas intenciones como las de Rafa, que cuestionan más la comodidad de un gremio que la propia problemática.
Pronóstico del que escribe: no se llegará a nada por enésima ocasión. Falta claridad, voluntad y estrategia. Deseo del que escribe: si se lograra algo, que sea en beneficio de todo el futbol mexicano. No sólo los directivos cometen tropelías.
Mensaje del que escribe: hoy llega a su término un proyecto radiofónico en la Ciudad de México que durante 18 años se consagró a los deportes. Llega otro en su lugar que merece los mejores deseos.
Robo unas líneas para agradecer a la tribu que nació y se creció ante las dificultades, se entendió como gremio y abandonó el confort para fundar algo que hoy termina.
Vale la pena el arrastre lento, con la tristeza de tener cada día mas colegas y amigos sin trabajo.
Honremos, como los futbolistas, la bendición de tenerlo.
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