Los Broncos están en terapia intensiva. Tras haber caído contundentemente ante los Patriotas el domingo pasado, la escuadra que dirige Gary Kubiak necesita ganar sus dos encuentros restantes y esperar a que los Delfines pierdan uno de sus dos partidos para meterse a los Playoffs y aspirar a defender el título que ganaron hace casi un año.
Además de estar pasando por un mal momento deportivo que los tiene con la espalda contra la pared, la química en el vestidor de los campeones está lejos de ser la mejor.
La división entre la ofensiva y la defensiva es cada vez más evidente, y el enfrentamiento entre Aqib Talib y Russell Okung, al terminar el duelo ante Nueva Inglaterra, es la muestra más reciente de los problemas entre una unidad de élite y otra bastante mediocre.
Aunque esta vez las circunstancias son un poco más complicadas, habría que recordar que hace exactamente un año Denver enfrentaban una situación similar. Con Peyton Manning en la banca, la escuadra de Gary Kubiak estaba obligada a vencer a Cincinnati y San Diego en sus dos últimos duelos para amarrar un boleto a la postemporada.
Sufriendo hasta el final, los Broncos sacaron la victoria en tiempo extra ante los Bengalíes, y recurriendo a la magia de Manning vinieron de atrás para vencer a los Cargadores. Fue así que, gracias a las dos derrotas de Nueva Inglaterra para cerrar el calendario, Denver terminó con la mejor marca de la Conferencia Americana y se aferró a la localía para llegar al Súper Tazón.
Denver sigue teniendo una defensa muy competitiva, y aunque el domingo quedó claro que ya no son tan sólidos contra la carrera como en la campaña anterior, la presencia de jugadores como Von Miller, Derek Wolfe, Talib y DeMarcus Ware, los convierte en un rival de respeto para cualquiera.
El problema es que la ofensiva es aún menos productiva que la unidad que el año pasado comandaron Brock Osweiler y Peyton Manning. Trevor Siemian no termina de ser un mariscal de campo confiable y la pobreza del ataque terrestre ha hecho más evidentes sus carencias y su falta de madurez.
John Elway y Gary Kubiak están ante una situación de emergencia. Ambos tienen muchos años en el negocio y tendrán que echar mano de toda su experiencia para buscar la manera de restablecer la armonía en el vestidor, al tiempo de mejorar el rendimiento del equipo dentro de la cancha.
El reto es formidable y parece ser una misión imposible, aunque la historia nos muestre que apostar en contra de esta exitosa dupla no sea una buena idea.
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