El ser humano se contradice por naturaleza.

Si nos pusieran una grabación de lo que dijimos alguna vez para compararla con lo que decimos hoy, seguramente nos llevaríamos varios chascos.

Parte de la explicación es que en la vida se va aprendiendo y nada está escrito sobre piedra. Mientras no se cambie la esencia, los tropezones y los buenos vientos dan perspectivas diferentes a las originales.

Será por eso que nos hemos pasado los últimos 20 años escuchando voces, unida la nuestra, en la que se ha exigido a la anacrónica FIFA que haga uso de la tecnología, que ya no sume en ábaco y modernice sus viejos sistemas de arbitraje.

Y entonces llegó el videoarbitraje. Con tres expertos árbitros internacionales instalados frente a un monitor y pasando lista en el casting de los actores del juego.

Sólo cuatro situaciones pueden ser observadas: el penal -lo es o no-, la posible expulsión, el gol -entró o no- y la identificación del jugador en caso de duda.

Esto supone un gran avance. Sobre todo para quienes pensábamos que con la medida era suficiente. Pero falta aterrizarla y en eso, hay muchos accidentes.

En el Mundial de Clubes, nadie quedó contento con el experimento.

Algunas jugadas obvias como el penal a Sambueza contra el Atlético Nacional no se marcaron, otras se inventaron y en general la trama quedó a deber.

Algo parecido a lo que sufrieron los árbitros en el Mundial de Italia 1990. Se estrenaba la nueva regla del fuera de lugar, mal interpretada entonces como la del último hombre.

Hubo varios destrozos que debieron dejar una lección: no hay que poner en práctica ninguna novedad en un Mundial, sea de Selecciones o de clubes porque antes deben afinarse los instrumentos.

Japón 2016 volvió a ser un peligroso campo de pruebas que no resultaron.

La exuberancia deportiva del Real Madrid que gana otra Final en prórroga, le hace sumar más títulos que derrotas sufridas en todo el año. Aun sufriendo y no obstante el esfuerzo y buena exhibición del Kashima Antlers, hizo que la lógica del más fuerte vuelva a imponerse.

En cuanto al América, su esfuerzo es plausible. Otra vez estaba enderezando un mal partido gracias a su fuerza mental y personalidad, pero terminó cayendo en penales.

Le viene una Final tremenda contra Tigres para dirimir el título de la Liga MX sin saberse a ciencia cierta a quién afectará más la interrupción de la serie final.

Volviendo al tema de origen, la tecnología merece ser probada y afinada. No podemos haber estado tan equivocados al pedirla.

Pero de que tardará en asentarse, no existe la menor duda.

 
 
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