Tarde de lodo y gloria No fue en Villa Fiorito, pero bien pudo serlo. El escenario, a final de cuentas, era muy parecido. El común denominador era la cancha de tierra.
La esencia del balompié, sin adornos ni nada, es enfrentar a 22 guerreros y éstos, además, se divertían y ayudaban a una causa.
El protagonista y propulsor de ese partido fue Diego Armando Maradona (30 de octubre de 1960, Buenos Aires, Argentina), quien volvía a sentir el barro y la cancha incómoda, como en su niñez y adolescencia.
Una familia de la comunidad de Acerra, ubicada a unos 20 kilómetros de Nápoles, le solicitó al club ayuda económica para una operación urgente de su hijo.
La petición de los padres era que se realizara un partido a beneficio, pues en definitiva no podían pagar los costos médicos. La respuesta del Nápoles, encabezado por Corrado Ferlaino, fue un no rotundo.
Pero la súplica fue escuchada por Maradona, quien asumió el caso como si fuera suyo, así que desafió a su club y la FIFA.
LLUVIA Y LODO Contra la voluntad del club, Maradona llevó al Nápoles a Acerra para jugar un partido contra un equipo de futbolistas locales.
El calentamiento se llevó a cabo en un estacionamiento, bajo una ligera lluvia. Ahí, con el 10 en su espalda, el argentino comenzó a hacer mágica aquella tarde de 1984.
Unos 4 mil aficionados asistieron al partido. Incrédulos, estupefactos, sorprendidos por lo que estaban viendo. Maradona y el Nápoles jugaban contra el equipo del pueblo.
La lluvia hizo de aquella cancha de tierra un potrero, con charcos, una que otra piedra y pasto en contados espacios, de ese que crece por el temporal. El escenario parecía de película, pero era real: los Azurri se dieron un baño de pueblo.
El negocio del futbol por momentos quedó en el olvido, pues un sueño estaba en proceso de realización.
Maradona corrió, se quitó hombres de encima y convirtió dos goles, uno de ellos de bandera, con el cual desató la locura, más aún, pues.
Ese tarde lluviosa en Acerra, en el barrio del niño que necesita una cirugía, fue un flashback en la historia de Diego, quien creció en condiciones similares en uno de los barrios más pobres de Buenos Aires: Villa Fiorito, a donde siempre regresó sin ningún tipo de vergüenza.
'¡DIEGO, DIEGO!' Como siempre, Diego no se tomó a la ligera el partido. Primero anotó un gol en el que sólo empujó el esférico, pero el segundo fue fantástico, de esos que seducen a los espectadores y los enamoran.
Maradona tomó la pelota en media cancha, hizo un regate y se enfiló a la meta contraria, se quitó a todos los rivales que tenía enfrente, incluso al portero, y anotó el gol mágico en una cancha de lodo, con una tribuna impresionada.
Aquella pincelada generó el grito de "¡Diego, Diego, Diego!", todavía más fuerte que en el primer gol.
Pelo largo y mojado; gotas cayendo... y esa pierna izquierda sirvieron como augurio de lo que iba a hacer dos años después en el Mundial de México 86 en los Cuartos de Final contra Inglaterra, donde anotó el gol del siglo, al conducir el balón desde atrás de la media cancha, eludiendo ingleses para luego abrazar la gloria, tal cual aquel día en Acerra.
Ese hecho fue el comienzo del eterno romance de Maradona con los napolitanos, además de los cinco títulos como uno de la Copa de la UEFA, dos de Liga, una Copa de Italia y una Supercopa.
IDENTIDAD Ese partido a beneficio sirvió para la operación del niño de Acerra y Maradona tuvo que pagar un seguro por 12 millones dólares, pues el club desde el inicio se lavó las manos en caso de alguna lesión.
La íntima relación de los napolitanos con Maradona tenía muy en el fondo un grado de identificación, pues a pesar de que Nápoles está ubicado en Italia, el crecimiento económico no es tan acelerado como en el norte, debido a la presencia de uno de los grupos mafiosos que domina Italia y parte de Europa: La Camorra.
La lucha diaria de aquellas comunidades fue el reflejo de lo que el volante había vivido en Argentina, donde en las periferias le sirven como mano de obra a los grandes grupos económicos.
Una realidad cuesta arriba, la de cualquier napolitano, en el fondo fue comprendida por el astro argentino, quien siempre se ha declarado en contra de las injusticias y de los entornos del poder, como la FIFA y la AFA.
El amor incondicional del pueblo napolitano queda de manifiesto en sus visitas, las cuales generan caos en la periferia de los hoteles en los que se hospeda, al grado de que la Policía tiene que hacer operativos especiales.
CARA HUMANA Para que se llevara a cabo ese partido, Maradona tuvo que mostrar su cara rebelde, que le ha costado ganarse enemigos, sobre todo de la cúpula de directivos a través de su carrera, porque no se ha quedado con algo por decir.
También, en el fondo, el astro argentino demostró su cara humana, la cual sacó en contadas ocasiones de manera pública, pues generalmente se le ha considerado un ídolo, déspota incluso, quien ha tenido problemas con aficionados, rivales, dirigentes y prensa.
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