Fin al centenario

José Ramón Fernández
en CANCHA


Señoras y señores, no se equivoquen, no es lo mismo ser el más grande, que ser uno de los equipos más populares.

Felicito al América porque no es fácil llegar a 100 años, sin embargo, esa popularidad se debe a que es un equipo que históricamente se maneja como producto, a la televisora dueña de la institución es un objeto más para su pantalla.

Su llamada grandeza, la cual pongo en

duda y más adelante explicaré por qué, se ha erigido por la calidad de extranjeros que han vestido su playera. Sí es verdad que el América de los 80 era de clase media, pero a mitad de la segunda década del milenio se ha convertido en un equipo popular, por no decir populachero.

Argumentos sobran. ¿Consideran ustedes grande a un equipo que ha ganado 12 títulos en 100 años de historia? ¿Creen que tener un título cada ocho años lo hace importante? ¿Cuántos jugadores del América están en la Selección Nacional? Eso no es ser grande, quizá en México sí, pero no de forma internacional.

El América no es una forma de vivir, sí es una forma de hacerlo pero como antiamericanista. Seamos claros, América no representa ninguna pasión en México. Es un club de la capital, el futbol se concentró en la Ciudad de México, pero hay mejores equipos que están en la región del norte.

Las Águilas son un mito creado por el sistema llamado Televisa, es una telenovela más. Ha sido un buen equipo, sí, pero en algunas épocas ha sido miserable.

Sin duda el máximo americanista de este País, el que sufre, el que llora, es justamente el dueño, Emilio Azcárraga, todos los demás son paleros que se dicen americanistas sin saber lo que significa el americanismo, no conocen su historia.

Sí hay un antiamericanismo y muy fuerte, no todo es América, no es el 50 por ciento de nuestro País, es mucho menos. No me siento el mejor periodista de México, soy un periodista con mucha experiencia, me gustaría que la gente me recuerde como un periodista formador de generaciones y si ahí surgió el antiamericanismo es porque no existía Guadalajara que vivía horas bajas, y entonces surgió Pumas.

Denme hoy un trofeo de calidad del América, uno, no existe. Y mientras existe su apasionado dueño, cuando se canse, cuidado, porque el América a nivel internacional se hace pequeño, pequeñito, en el mapa del futbol mundial.

A pesar de todo, felicidades al América.

 
jrfernandez@reforma.com
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