Un verdadero peleador
El futbol crea ídolos, villanos y monstruos. De todo esto tiene un poco Joey Barton, quien hace ocho años estaba en la cárcel por darle 20 puñetazos a un hombre afuera de un McDonald's en Liverpool, después de haber bebido 10 jarras y cinco botellas de cerveza.
También apagó un cigarro en un ojo de James Tandy, un futbolista de las reservas del Manchester
City, en la fiesta de Navidad del club en 2004, porque se le ocurrió que prenderle fuego la camisa de Barton sería una buena broma.
En 2007 fue condenado a cuatro meses de prisión preventiva y 200 horas de servicio comunitario tras vencer en una pelea a puños a su compañero en el City, Ousmane Dabo, quien terminó con la retina del ojo izquierdo desprendida. Según Joey, al francés no le importaban el futbol o el equipo, así que después del intercambio de palabras llegó el de los golpes.
Un seguidor del Everton, de 15 años, también probó la furia de sus puños, durante una gira del City por Tailandia en 2005; el chico, aparentemente, insultó a Robbie Fowler en un bar, lo que Barton decidió no pasar por alto.
En su defensa, dijo que no sabía que el muchacho era menor de edad. En ese incidente también estuvo envuelto el defensa Richard Dunne, quien le exigió que ofreciera disculpas, pero en lugar de eso todo acabó de nuevo en golpes y con Joey de vuelta a Manchester en el primer avión.
En las canchas son muchos los futbolistas que han probado su temperamento. En 2012, fue suspendido 12 partidos por agredir a Sergio Agüero, Carlos Tévez, Vincent Kompany y Mario Balotelli, del Manchester City, en el último juego de la temporada de la Liga Premier, que selló el descenso de los Queens Park Rangers, para quienes jugaba.
También Fernando Torres, Xabi Alonso y Morten Gamst han recibido cariños de Joey, un futbolista, por decir lo menos, controvertido y malhumorado.
INFANCIA DIFÍCIL
Joseph Anthony Barton (2 de septiembre del 1982, Huyton, Inglaterra), creció en uno de los barrios más pobres y peligrosos de Merseyside, Liverpool.
Cuando era niño, su familia sufrió con la violencia en las calles de Huyton. Uno de los tíos de Joey fue asesinado y otro por poco salvó la vida después de una golpiza.
Su hermano menor está encarcelado porque hace 10 años participó en el asesinato de una persona en un pleito de pandillas.
"Yo tenía tres opciones de carrera: labores manuales, drogas y deporte. Siempre vi a mis amigos bebiendo y experimentando con drogas, así que pensé: 'Si yo hago eso, no podré hacer lo que quiero en la vida'", comentó Barton, en una entrevista con la BBC.
"Habría sido lo más fácil conformarme y hacer lo que hacían mis amigos, pero era bastante talentoso en el futbol, así que mi mente se abrió (...). La única diferencia entre ellos y yo era el futbol".
En 2002 se unió a las filas del Manchester City -que entonces no era el equipo poderoso y adinerado de hoy- como mediocampista de contención.
"Cuando tenía 25 años terminé en prisión porque, básicamente, estaba enojado con el mundo. Creía que me debía algo... la única disciplina que he tenido en la vida vino del deporte".
TROTAMUNDOS
Cuando el futbol era sólo un sueño, Joey jugaba en el St Anne's. Es hasta hoy un ferviente seguidor del Everton, como toda su familia. Cuando tenía 9 años, buscadores de los Toffees lo reclutaron, sin embargo, nunca logró defender sus colores en la Liga Premier, pues cuando tenía 16 años, uno de los coordinadores de los equipos menores le dijo que con sus 1.75 metros de estatura era demasiado chaparro.
Determinado a cumplir sus metas, consiguió lugar en el Manchester City. Su ascenso fue rápido. De los equipo menores pasó a las reservas en semanas y logró la capitanía. En 2002, bajo el mando de Kevin Keegan, debutó en la Liga Premier.
En 2007 recibió su primer y único llamado a la Selección de Inglaterra, a cuyos integrantes criticó porque algunos anunciaron que publicarían autobiografías. El equipo había quedado fuera del Mundial en Cuartos de Final, tras caer en penaltis frente a Portugal.
"Inglaterra no hizo nada en el Mundial. Así que ¿para qué sacan libros? 'Nos echaron en a los Cuartos de Final y jugué una mier... Aquí está mi libro'. ¿Quién va a querer leer eso?", cuestionó.
Después de cinco años con los Citizens, recaló en el Newcastle, dirigido por Sam Allardyce. Formaban parte del equipo figuras como Michael Owen, Mark Viduka, Shay Given y Obafemi Martins.
Su estancia ahí no fue del todo buena, pues además de una lesión en un pie, fue la época en la que estuvo encarcelado y tuvo que pagar una suspensión de seis partidos después de la investigación de la Liga por el incidente con Dabo, en el City.
El Newcastle descendió y Joey fue parte del plantel que logró el ascenso. Después de estar preso, prometió que se convertiría en un modelo a seguir en la cancha y fuera de ella.
Pasó a los Queens Park Rangers, con un contrato por cuatro años, pero el incidente del partido contra el City le puso las cosas difíciles con la directiva. Además de sufrir otro descenso, tuvo que buscar trabajo en otro lado, pues su temperamento le acarreó una suspensión de 12 partidos. El Marsella fue su siguiente destino.
En Francia tuvo incidentes en la cancha con Zlatan Ibrahimovic, del París Saint Germain, y pagó dos partidos de suspensión por una publicación en Twitter, en la que llamaba al defensa Thiago Silva "un transexual con sobrepeso".
Así, regresó con los Rangers, a jugar en The Championship, la división de ascenso de Inglaterra, pero su novena tarjeta roja como profesional le costó el trabajo. El club lo dejó en libertad y, aunque el West Ham quería contratarlo, la afición se manifestó en contra de tener en sus filas a un futbolista tan problemático.
En agosto de 2015, Joey fue contratado por el Burnley y, tras una destacada temporada, formó parte del once ideal de The Championship.
En mayo de este año fue contratado por dos años por el equipo escocés Glasgow Rangers, pero parece que las cosas no pueden ir demasiado bien para Joey, porque el 19 de septiembre fue suspendido tres semanas por el club debido a una discusión en un entrenamiento con su compañero Andy Halliday.
Además, la Federación Escocesa abrió una investigación que involucra a Joey en un caso de apuestas en el Barcelona-Celtic. Aparentemente, el futbolista del acérrimo rival del Celtic apostó a una amplia derrota en la primera fase de la Liga de Campeones. El Barsa goleó 7-0, pero la Federación no permite que sus afiliados apuesten, por lo que Barton podría ser castigado.
CELEBRIDAD
Joey tiene 3.25 millones de seguidores en Twitter. Su cuenta @Joey7Barton está plagada de pensamientos en tono sarcástico que le han dado un lugar especial en esta red social.
Tiene para todos, nunca deja pasar un tema por alto y no teme meterse con personas de alto perfil en el futbol.
Pero además de sus opiniones descaradas, Joey demuestra en la red social su interés en la filosofía, la política, el arte y la literatura.
En sus tuits también habla de Friedrich Nietzsche, George Orwell o su ídolo musical, Morrissey.
"Es hábil y ejemplar. Nos engaña para hacer que lo veamos entre los extremos de un pensador y un matón", lo describe The Daily Telegraph.
Es amigo del boxeador Ricky Hatton, del creador del la banda Oasis, Noel Gallagher, y el futbolista peruano Claudio Pizarro, con quien comparte la propiedad de un caballo, "Crying Lightning", que ha competido en varias carreras en Dubai.
También forma parte del Fondo Tamsin Gulvin, que ayuda a personas con adicciones que tienen escasos recursos, además de que tiene una columna en el diario The Big Issue, que es vendido exclusivamente por personas sin hogar, para ganar algo de dinero.
Además, Joey, de 34 años, es miembro activo de la fundación Football Beyond Borders, con sede en Londres, que usa el poder del deporte para brindar oportunidades a gente joven en situaciones desfavorables.
"Por mucho tiempo los medios me han retratado como cierto tipo de persona, claro, con algunos aspectos de mi carácter, los cuales totalmente les dan munición. Pero también siento que me coercionan a ser algo que no soy. Quizá si hice 15 cosas buenas, esperarán a hablar de algo malo", agregó.
No es una estrella, pero su carrera ha durado 14 años y no parece que vaya a terminar pronto, por más problemas en los que se meta.
"Soy feliz de decir que estoy dañado. Soy raro y peculiar... ése soy yo".
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