José Fernández

Félix Fernández
en CANCHA


En Miami muy pocos son famosos. Es una ciudad que a la gente muy conocida le da la libertad de salir sin ser acosado, una ciudad donde la gente reconoce a las celebridades pero casi siempre les otorga su espacio, aunque los ojos les apunten.

Pero esta semana la ciudad de Miami estuvo de luto, uno de sus hijos adoptivos más queridos murió en medio de las atracciones más famosas de la

ciudad: la noche, el mar, los botes y el clima.

José Fernández, pitcher estelar de los Miami Marlins, murió en compañía de dos amigos la madrugada del domingo 25 de septiembre en South Beach. En tan sólo tres años desde su debut, se convirtió en el atleta ideal para la ciudad que más cubanos alberga fuera de su país: balsero, beisbolista, exitoso, carismático, bien parecido, sin escándalos y sobre todo triunfador. A sus 24 años ya había sido novato del año en la Liga Nacional y dos veces seleccionado al juego de Estrellas. Tenía un salario de poco menos de 3 millones de dólares anuales, pero los expertos dicen que, en un par de años, al convertirse en agente libre, estaba destinado a romper el récord como el pitcher más caro en la MLB, con un contrato que podría alcanzar los 200 millones de dólares.

José Fernández significaba el puente perfecto entre las dos culturas mayoritarias del sur de la Florida: el cubano que salió de la Isla a los 15 años ante la imposibilidad de convertirse en beisbolista profesional en su país y el cubano beneficiado por la "Ley Pies Secos, Pies Mojados", que al pisar suelo norteamericano goza de todos sus beneficios y obtiene su residencia un año más tarde. Es decir, la justificación ideal para la 'Ley de ajuste cubano' que data de 1966 y la prueba de que los EU son una tierra de oportunidades.

Hasta hoy no ha aparecido un solo comentario negativo sobre el pitcher de Santa Clara. Día tras día aparecen en redes sociales fotografías y videos en los que se muestra siempre sonriente y dispuesto, incluso una en instagram donde durante un partido de los Marlins se acerca a un pequeño que llora y le propone un intercambio de autógrafos, le pide al niño que le escriba en una hoja que posteriormente arranca para quedársela y escribe el suyo en la página contigua.

En una ciudad donde muy pocos pueden presumir de ser famosos, a José Fernández le llevó muy poco tiempo serlo, y en una ciudad donde subir de status social se vuelve obsesión, José Fernández escaló con absoluta humildad... por todo lo anterior a él, como a muy pocos, les queda a la perfección la frase de Babe Ruth: 'Los héroes se recuerdan, pero las leyendas nunca mueren.

 
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