Ante la inmovilidad de los dirigentes, el futbol femenil sigue estancado en México.
Mientras es la llegada de Ricardo La Volpe al América lo que en estos momentos acapara la futbolera atención, y mientras en otros lares el futbol femenil sigue creciendo a pasos agigantados, en estos mexicanos lugares se mantiene rezagado, adormecido por obra y gracia del desinterés de quienes podrían y
deberían impulsarlo, revitalizarlo.
Ni para el corto ni para el largo plazo se toman las medidas necesarias para que el futbol femenil encuentre en México ese pleno desarrollo que sí encuentra en otros lados.
A largo plazo, lo que se necesita es una Liga Profesional de Futbol de Mujeres, como las que existen en muchos países. Una Liga como la de Brasil, Argentina, Chile; por no hablar de las Ligas de Estados Unidos o de Alemania, las de más elevado nivel en el mundo.
Además de la Ciudad de México, en estados como Jalisco, Nuevo León, San Luis Potosí, Guanajuato, Veracruz, Chihuahua o Baja California (por mencionar algunos), podrían armarse buenas escuadras femeniles, como la que ya tienen los Xolos, para así conformar una Liga profesional con 10 ó 12 participantes.
Pero ni se estructura algo así para el mediano y largo plazo, ni en el corto se define por ejemplo quién quedará al frente de la Selección Femenil, a pesar de tener como candidatos a Andrea Rodebaugh (actual directora técnica de las mencionadas Xoloitzcuintlas) y sobre todo a Roberto Medina, que por su probada capacidad al frente y como auxiliar de distintas Selecciones femeniles desde hace 10 años parece ser la mejor opción, quizá teniendo como asistente a Maribel Domínguez.
Urge impulsar al futbol femenil mexicano creando una Liga profesional, y urge empezar a trabajar en serio con su Selección Mayor rumbo al Mundial de 2019 en Francia.
A ver cuándo y cómo responden los de pantalón largo a esas urgencias.
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