"Jugaría golf a diario si pudiera, es más barato que ir con el psicólogo".
Desconocido
Se jugó la semana pasada el Mundial de Golf Femenil en Playa del Carmen, con México como anfitrión, y creo que pasó tan desapercibido como cualquier torneo interior de un club. Pocos se dieron cuenta de un evento de tanta relevancia para el golf nacional y por el cual se luchó por
años para lograr organizarlo.
El Trofeo Espíritu Santo se entrega al equipo campeón del único torneo considerado "mundial" por el organismo rector del golf, la International Golf Federation, y se juega cada dos años con tres jugadoras amateurs por país.
A los 55 países participantes les dejó muy buen sabor de boca la organización, la belleza de la zona y los campos de Mayakoba e Iberostar que lucieron de impecable condición y retadores.
El Mundial fue como una caminata sobre la arena para el equipo de Corea del Sur; desde el inicio se adueñaron del liderato y cada día ampliaron la ventaja hasta hacer un score total de 29 abajo del par y una diferencia récord de 21 golpes sobre el segundo lugar, Suiza, que sorprendió.
México tuvo una actuación, dijéramos, discreta. Por un lado se antojaba que el equipo formado por María Fassi, Isabella Fierro y Ana Paula Valdez hubiera hecho el papel soñado; sí podían por la capacidad de las tres, pero México terminó en décimo lugar.
Fassi es una jugadora experimentada e indiscutiblemente buena, pero en el Mundial mostró cierta "carga o tensión", tal vez quiso llevar a cuestas al equipo y nunca dejó que su notable habilidad se mostrara; sus scores fueron de 73, 76, 71, y 78.
Quien sí jugó de forma sobresaliente los cuatro días fue Isabella, la más joven en el field de 164 jugadoras a sus 15 años. El primer día cerró con 3 birdies, para 71; el segundo hizo 73, el tercero se recuperó de un triple boogie tempranero para un 75 y el último día hizo 70. Sus cuatro rondas contaron para el equipo.
Valdez luchó contra un mal inicio del primer día y estoy seguro de que regresó a casa pensando que podía haber hecho más.
Llama la atención el tema de tanta jugadora sobresaliente de Corea y qué hacen para lograr éxito.
Para la cultura golfística coreana la fórmula es sencilla: los adultos (padres y coaches) "esclavizan" a las jugadoras para que cumplan metas impuestas.
Desde muy temprana edad les exigen seguir alguna visión de los padres y no les permiten hacer algo diferente hasta alcanzarla. Conozco algunas de las historias (son de horror) que imponen los padres sobre las hijas y para nada creo que sea lo correcto o un modelo a seguir, así que el hecho de que Corea haya ganado no merece aplauso alguno, al menos de mi parte.
Hasta el próximo green.
rafaelalarcongolf@gmail.com
Twitter: @ralarcon2009