Llegaron casi al mismo tiempo a sus respectivos equipos y varios pensamos que la apuesta valía la pena.
Ignacio Ambriz y Sergio Bueno fueron presentados respectivamente en el América y el Cruz Azul después de carreras prolongadas en diferentes campos de batalla y roles.
Dos ex futbolistas que en la disciplina y su pasión por el oficio fincaron carreras largas -Ambriz con mayor éxito
que Bueno-, llegaban por fin a un equipo grande, con posibilidades y recursos que al mismo tiempo ofrecían exigencias sin antecedente para ellos.
El paso de tiempo fue demasiado rápido para Bueno, que estará calentando para tomar a los Jaguares. Tras 10 fechas y 6 derrotas en el Clausura 2015 dejó a La Máquina llena de lesiones, llegadas tardías de refuerzos y pocos resultados.
Ambriz dirigió 51 juegos. De ellos perdió 17 y 10 en el Azteca, donde este torneo le ganaron claramente los Tigres, las Chivas y el León.
El rostro de Ricardo Peláez, desencajado, tenía un motivo además del obvio: es su primera vez que como presidente sale un entrenador antes del final de la campaña.
El Cruz Azul decidió cambiar el rumbo y contratar a un técnico experimentado, temperamental y que tampoco había dirigido a un club tan grande. Tomás Boy sigue cabalgando.
¿Qué perfil de entrenador puede y debe buscar el América? ¿De qué le dará tiempo ahora?
Los vuelos de las Águilas siempre apuntan alto. Por el centenario, su historia y porque tiene un plantel al que se le tiene que pedir protagonismo.
La distancia respecto al líder Tigres es de 5 puntos y el América está en zona de clasificación, pero no logra tener el empaque colectivo ni la consistencia que pudieran hacer optimistas los pronósticos.
Ambriz pensó renunciar antes de la conferencia de prensa, pero fue disuadido, sin embargo, la consulta con la almohada ratificó lo que pasaba ya por la cabeza de todo el mundo americanista.
Dos esperanzas para que dos técnicos mexicanos triunfaran en equipos que les darían más armas para ello, terminaron distinto. Ambriz clasificó a Liguillas, fue semifinalista y se coronó en Concacaf, mientras que Bueno no terminó de hacer ni su mudanza.
Una minoría creímos que la historia sería distinta. Apostábamos por un mejor final. También sentimos que no haya sido así.
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