Un presidente en el banquillo

Homero Fernández
en CANCHA


La costumbre de que los presidentes de dos clubes que se enfrentan en la Champions se sienten juntos en el palco de honor tuvo su especial excepción en el Real Madrid-Sporting de Lisboa.

No es que su homólogo lusitano le hiciera el fuchi a Florentino Pérez. Le había saludado antes porque siempre prefiere estar sentado en el banco de suplentes.

No es que Bruno de Carvalho sea un

dirigente populista que desprecie la aburrida discreción con la que se envuelve la oligarquía de los palcos. Simplemente, le parece el mejor lugar para vivir los partidos.

Durante su primera juventud, ahora tiene 44 años, integró desde niño los grupos más fanáticos del Sporting y de allí conserva ese discurso radical que lo mantiene en continua polémica con sus rivales deportivos, árbitros... y con quien se le ponga enfrente.

"Algunos jugadores tienen la cabeza en las manos"; "Quieran o no, el futbol va a cambiar"; "El periodismo portugués está en ruinas y de luto", son algunas de sus saetas mediáticas.

Su vida particular está marcada por el futbol. La primera cita con su actual esposa, Claudia, fue en un partido en el estadio de Alvalade. Esa noche se fueron a cenar y sellaron una relación de casi una década.

Después de perder la presidencia del club en 2011 por poco más de 300 votos, conspiró para forzar nuevas elecciones. Dos años más tarde, las ganó. "El Sporting es nuestro, de nuevo", dijo en plan de héroe. Y arrancó su revolución particular.

De Carvalho tiene un curso de entrenador que ha estrenado en las divisiones juveniles del Sporting. En la Champions está registrado como delegado para poder ocupar su lugar detrás de la raya blanca. Su pragmatismo es tal que reclutó a Jorge Jesús, uno de sus ex enemigos acérrimos desde la banca del Benfica. Le dio un contrato de 5 millones de euros anuales. "En el campo sólo mando yo. De lo contrario tardo un segundo en irme", le advirtió desde el comienzo el entrenador.

Después de la derrota ante los merengues, De Carvalho recuperó su estilo pugilístico para quejarse del arbitraje del italiano Paolo Tagliavento: "Yo estaba a su lado y todavía no entiendo por qué ha expulsado a Jorge Jesús. Quizás fue porque estaba haciendo un buen trabajo".

La fama mediática del mandamás auriverde se alimentó del cuasi milagro de su equipo en el Bernabéu que tuvo entre las cuerdas a los merengues. "Eres presidente el dueño el forofo has conseguido lo que querías PROTAGONISMO. Dejen trabajar a los profesionales", le criticó en twitter el ex portero del Sevilla, Andrés Palop adjuntando una foto de la banca del Sporting.

Pero, Bruno de Carvalho seguirá inmutable gozando el banquillo, como si fuese un suplente eterno, sabiendo que es "El Presidente sin miedo", como se titula su autobiografía.

 
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