Engañoso parámetro

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


Con un infumable cero-cero concluyó la Selección Mexicana su participación en ese cuadrangular que constituyó la Penúltima Fase Eliminatoria rumbo al Mundial de 2018.

Cinco partidos ganados y uno empatado, con 13 goles a favor y uno en contra.

Magníficos los números, pero alarmante el desempeño.

Porque el problema, tradicional en el futbol mexicano, surge cuando pretende

medirse su potencial con los pobres parámetros concakafkianos.

Creer que por los resultados obtenidos en ese cuadrangular quedó confirmada la recuperación de los tricolores, sería volver a cometer el error de siempre.

Sentirse poderosos cuando en realidad sólo aprovechan la debilidad de los otros.

Ni siquiera en el Hexagonal Final que iniciará en noviembre, cuyo grado de dificultad será superior al que se encaró en el cuadrangular recién concluido, podrá medirse cabalmente el potencial de esta Selección Mexicana dirigida por Juan Carlos Osorio.

Una cosa es inflar el globo tricolor para seguir vendiéndolo como suculento producto de consumo, y otra, muy distinta, es que los jugadores se la crean.

O que se la crea el propio técnico, y siga viendo como un hecho aislado, como un simple accidente futbolístico, lo que al conjunto tricolor le sucedió en los Cuartos de Final de la Copa América.

Si ante los débiles adversarios de la Concacaf basta y sobra con el peso de las individualidades del equipo mexicano, ante otros rivales, para evitar catástrofes como aquella provocada por la escuadra chilena, será necesario alcanzar esa eficiencia colectiva de la que los tricolores siguen estando muy lejos.

A ver qué tan rápido se van acercando... porque les urge.

 
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