Una magnífica exhibición de futbol ofrecieron las Chivas en la anterior jornada.
Con un futbol fresco, dinámico, eficiente, ordenado, contundente, se encargaron de despedazar al América en la cancha del Estadio Azteca.
Una brillante demostración y un categórico 3-0 que de alguna forma sirve para reivindicar al menospreciado futbolista mexicano.
En un futbol tan
desnaturalizado con la proliferación de extranjeros y naturalizaciones, bienvenida esa mexicana naturalidad con que son capaces de funcionar estas revitalizadas Chivas.
Un equipo en el que paulatinamente Matías Almeyda ha ido aprovechando, para plasmarlas en la cancha, las mejores características del futbolista mexicano.
Sacrificio para realizar las diferentes labores y tareas, disciplina táctica, solidaridad en el trabajo colectivo, velocidad en los propios despliegues y en el traslado del balón, capacidad para ser incisivos al ataque y agresivos al buscar la recuperación de la pelota.
Es cierto que todas esas cualidades solamente las han esgrimido a plenitud en ese partido, pero esa sola actuación demuestra con claridad lo que son capaces de hacer los futbolistas mexicanos cuando sus virtudes con adecuadamente canalizadas, cuando se confía en ellos como siempre se ha confiado en el Guadalajara con esa tradicional e indeclinable defensa de la mexicanidad.
Ahora, su más reciente logro es la "repatriación" de Alan Pulido, para así encaminar hacia un mejor final esa triste novela.
Ya veremos, en la consistencia de su juego, qué tan sólido es el sustento futbolístico del popular equipo; pero por lo pronto, con ese brillante desempeño ante su acérrimo adversario, han logrado estas prometedoras Chivas una pequeña reivindicación para el futbolista mexicano.
Algo es algo.
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