Por el oro

Roberto Gómez Junco
en CANCHA


La Selección Olímpica Brasileña irá hoy en pos de lo que nunca ha conseguido: una medalla de oro en el futbol.

Su único requisito para conseguirla es vencer a otra de las grandes potencias futbolísticas, la de Alemania, que también tiene como única materia pendiente esa medalla de oro.

Los dos equipos que mejor han jugado en este torneo, llegaron sin grandes dificultades a la última

instancia.

Más convincentes los brasileños, porque en sus cinco partidos fueron claramente superiores a cada uno de sus adversarios, a pesar de no haberlo reflejado en el marcador en los dos primeros juegos.

En cambio, en el caso de los alemanes todas las dudas surgidas en sus dos primeras actuaciones han sido paulatinamente despejadas con un funcionamiento cada vez más eficiente, cada vez más cercano al sólido y demoledor futbol que suelen desplegar los representativos del balompié germano.

Los brasileños con tres partidos ganados, dos empatados, 12 goles a favor... y ninguno en contra.

Los alemanes, con el mismo 3-2 entre ganados y empatados, pero con 21 goles a favor (véase el "factor Fiyi") y cinco en contra.

Si la estrella alemana y quizá la de todo el torneo hasta el momento ha sido Serge Gnabry, en el caso de la Selección Brasileña podría ser Neymar quien estableciera la diferencia en este último partido, tal vez el único en el que su equipo será verdaderamente exigido.

Para la escuadra anfitriona, está la inmejorable oportunidad de cobrarse una pequeña y olímpica revancha, pero también el latente riesgo de agudizar el trauma generado por aquel histórico 7-1 del 2014.

Porque a pesar de que el equipo brasileño luzca como incuestionable favorito, es indudable que ambos cuentan con los argumentos necesarios para aspirar a esa medalla dorada, especialmente ansiada por nunca conseguida.

A ver cuál de los dos la consigue.

 
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