El humilde Chará

Mario Castillejos
en CANCHA


Frente al Necaxa y León, Yimmy Chará aportó dos condiciones esenciales al funcionamiento rayado: hizo la cancha grande y al rival lento.

Semanas atrás, Mohamed había declarado que no era lo mismo jugar con Pabon que con Chará y creo que todos seguimos pensando más o menos igual, porque cuando un jugador en 76 juegos aporta 43 goles, difícilmente será plenamente sustituido.

Pero al

nacido en Cuaca, Colombia, con sus 165 centímetros de altura y sus 68 kilos de peso, le bastaron tres partidos para justificar el regreso al Monterrey.

De hecho, el mismo Mohamed lo condecoró en la sala de prensa: "Fue el mejor jugador de la cancha, es de perfil bajo, fue sobresaliente (su accionar en el campo), esperemos que gane confianza y me pone contento por él, transmite humildad".

Y aunque tras la partida de Dorlan a Río 2016 Yimmy no marcó gol, dio una asistencia y, lo más importante, alcanzó un 78 por ciento de efectividad pasando la pelota en campo rival (70 acertados), además de recuperar 21 balones.

En otras palabras, si Chará siempre apareció en el lugar conveniente y no cayó en gambetas o pases donde no existía ventaja, el colombiano de 25 años tácticamente dio cátedra en buenas decisiones.

Pero usted se preguntará, ¿qué diferencia hay de éste Chará al que llegó en el Clausura 2015? Lejos de notar una desigualdad en el jugador, en primera instancia, debemos observar que el verdadero cambio está en los compañeros con los que ahora interactúa (Gargano, Sánchez, Funes Mori y Piris).

Dos, que cuando llegó, Barra lo puso de centro delantero en un planteamiento que lunáticamente no contemplaba alinear un "9" de oficio, y tres, nunca será lo mismo llegar como solución que como complemento.

Por lo pronto, seguiré apuntando que, con la ventaja en el marcador, los Rayados deberían de tener un poco más la pelota como arma para controlar los juegos. El sábado sólo ligaron 257 veces.

Del otro lado de la Ciudad, el equipo de Ferretti dio una muy desatinada demostración de futbol, donde si tuviéramos que elegir a la figura, el nombre de Nahuel forzosamente encabeza la lista.

Los 90 minutos dieron para apenas seis remates totales incluyendo los tiros bloqueados, en una medición contundente para firmar que con la pelota se jugó mal. De hecho, no pisaron el área de Toluca con balón controlado.

En cambio, Nahuel intervino con siete atajadas de los 14 intentos del local. El partido, simplemente fue un pachanga de 31 faltas, una cada tres minutos.

Gracias a los insatisfechos, hay progreso, ¿no cree usted?

La próxima prueba será Pachuca para Tigres y Pumas para el Monterrey.

PD. "La consistencia es contraria a la naturaleza. Las personas sólo son completamente consistentes, muertas". Aldous Huxley, novelista inglés.

Lo escrito, escrito está.

 
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