Mirando desde la ventana

Francisco Javier González
en CANCHA


No es la primera vez que el futbol mexicano experimenta esta sensación.

Más allá de que la Selección Olímpica no puso una sola excusa tras su mala actuación en Río de Janeiro, nos quedamos viendo de nuevo a algún vecino del lugar donde nos tocó vivir -Concacaf- llegando más lejos que nuestro equipo nacional.

En el Mundial de Brasil, fue Costa Rica el que jugó una ronda más que el

Tri ofreciendo férrea pelea a los holandeses, que habían dado cuenta del equipo de Miguel Herrera con aquella célebre polémica.

Sólo a través de los penales fue que la Naranja Mecánica avanzó a las semifinales, con la historia conocida por todos. Los Ticos fueron recibidos como héroes tras la justificada alegría que produjeron en su pueblo.

Este miércoles jugarán una semifinal en Río los favoritos anfitriones contra la Selección de Honduras.

Los catrachos habían avanzado por primera vez a una Segunda Fase olímpica en Londres 2012 y fueron eliminados por Brasil con un apretado 3-2.

Luis Fernando Suárez dirigía a ese equipo, y otro colombiano, Jorge Luis Pinto -que dirigió a Costa Rica en Brasil 2014, recordándonos que el mundo es un pañuelo- tiene ahora en las manos el timón hondureño.

Ser el primer equipo centroamericano que llega a finales olímpicas es otro gran logro. Y lo hizo con una gran actuación de su arquero Luis López ante la misma Selección coreana que terminó eliminando a México.

¿Es que Costa Rica y Honduras tiene ya una mejor Liga que la MX, pagan mejores sueldos, tienen mayor infraestructura científica en qué apoyarse o manejan mejor sus fuerzas básicas?

La respuesta a esas preguntas que no pretenden ser irónicas sino de examen de conciencia, es siempre negativa.

Pero sucede que por lo pronto éstas Selecciones no sólo han llegado más lejos que México sino que nos recuerdan la pesadilla eliminatoria que se tuvo que superar para llegar a Brasil 2014.

Hay que ser muy cabeza dura para pensar que todos esos hechos han sido casuales, que se deben a los arbitrajes o a un boicot de los que se suelen inventar tras la derrota.

Es el carácter, es la falta de hambre, es la situación económica desahogada de la mayoría de nuestros seleccionados o todo eso junto además de otras cosas.

Justo es reconocer que nuestros vecinos, con menos, han hecho más y sólo nos queda mirarlos.

Y que la afición se está quedando tan frustrada, como dormida la capacidad de decisión dentro y fuera del campo.

El círculo de confort necesita ser sacudido.

 
fjgonzalez@reforma.com
Twitter:  @fj_tdn