San Cadilla
en CANCHA


Estrategia arriesgada
 
Más allá de las tentaciones que un país como Brasil puede ofrecer, Raúl Gutiérrez confía en que sus muchachos no se le van a descarriar.

Y es que pese a los antecedentes de algunos representativos mexicanos, como aquel que en 2011 hizo de las suyas en un hotel de Quito o el otro que conoció las delicias del Termas Centaurus, en Río de Janeiro en 2013,

resulta que El "Potro" les ha dado libertad a los jugadores, sin necesidad de andarlos cuidando como niños chiquitos en los Juegos Olímpicos.

La decisión del timonel podría parecer arriesgada tomando en cuenta el clásico gusto del mexicano por la fiesta, pero lo cierto es que si algo lo ha distinguido es la apertura para así lograr una mejor empatía.

Gutiérrez tiene tal confianza en sí mismo, que cerró el asunto de las tentaciones con una charla a la plantilla en la que pidió compromiso al 100.

Pago por ver qué pasa.

 
 
Entrenamiento "fotoshopeado"
 
Me cuentan que en el Puebla recurren cada vez más a trucos, y no precisamente de magia, para darle la vuelta al polémico tema del escudo.

Como la marca patrocinadora aún no entrega la ropa de entrenamiento, recurren a la tecnología para borrar en un click el emblema "viejo" y así subir las fotos a redes sociales sin ese "pequeño detalle".

Por eso, muchos se preguntan si la decisión de que las prácticas sean a puerta cerrada obedece a un factor táctico o de plano, por vergüenza, a ser descubiertos usando el escudo que Ricardo Henaine les "arrebató" y mejor bajan la cortina hasta que resuelvan el problema.

Y aunque se supone que una trivialidad como ésta no debe de influir dentro de la cancha, si las cosas no salen en el juego contra Santos, no faltará quién le eche la culpa al photoshop.

 
 
El elusivo Verón
 
La euforia vacacional les ha pegado duro a los aficionados de Pumas, que se lanzan todos los días a CU en busca de un autógrafo o foto de los jugadores después de los entrenamientos.

Afortunadamente para ellos, la mayoría de los futbolistas felinos los han complacido. La mayoría... menos uno.

A pesar de que es de los más queridos por la gente, a Darío Verón nomás no le gusta el contacto con las multitudes. Me comentan que hace poco un grupo de niños de una escuela filial de Pumas entrenaba cerca de donde estaban los jugadores, y cuando salieron les comenzaron a gritar para que les dieran una firma o al menos saludarlos. Por ahí hubo uno que le dijo a Matías Britos "¡tócame la mano!", a lo que el jugador accedió con gusto, lo mismo pasó con Javier Cortés, Pablo Barrera y otros jugadores.

Pero Verón hizo correr a los niños de un lado a otro con la esperanza de que se fuera a detener, pero al final por ahí sólo estiró la mano para saludar y evitó pasar por donde estaba el grupo más nutrido de fans, en una actitud que apenas y me explica por qué renunció, además, a la cinta de capitán.

 
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