COI... mano blanda

José Ramón Fernández
en CANCHA


Señoras y señores, hablemos de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y el escándalo del dopaje en Rusia.

Está enredado el tema. La Agencia Mundial Antidopaje intervino por un pitazo, podríamos decir, de la corredora Yuliya Stepanova, quien fue la que destapó el fraude y ahora no podrá participar como neutral porque el Comité Olímpico Internacional (COI) no va a aceptar atletas

neutrales.

Rusia está a favor del veto sobre esta atleta por supuesto; hay quien dice que la Federación Internacional de Atletismo verificó con gente especializada en el antidopaje los perfiles de los atletas de todo el mundo, sobre todo los rusos.

Y ahí empezó la famosa investigación que encabezó Richard McLaren, quien ha sido un luchador incansable en las épocas de Pekín en la lucha contra el EPO.

Pues este asunto cayó en manos del TAS que se censuró la situación y le pasó al COI la decisión final, y el Comité tenía en sus manos la posibilidad de dar un castigo severo, pero ellos también se rigen por cuestiones mercantiles y de negocio.

Rusia es un país poderoso en los Juegos Olímpicos, tan poderoso que gastó 50 mil millones de dólares en hacer unos Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi en 2014, con muy buen resultado.

Por lo tanto, tardó mucho en tomar la decisión y cuando lo hizo, se la pasó directamente a las Federaciones internacionales y les dijo claramente: hay que considerar atleta por atleta y que cada Federación internacional tenga que suspender a aquellos que dieron positivo con niveles de testosterona, EPO y otras sustancias, y no sacrificar a los atletas limpios; aquellos que fueron encontrados con dopaje hace un año y que hoy están limpios.

Por supuesto que hay atletas que utilizan sustancias para ser mejores; era evidente que los rusos se dopaban, pues sus valores hemáticos eran muy altos y además tenían la capacidad de manipular perfectamente los frascos que daban los resultados malos por buenos.

Y todo esto se volvió un campo de hostilidad, de lucha, donde hubo presiones políticas que fueron más allá de la situación deportiva y finalmente sí va a haber castigados rusos en natación, atletismo, quizá en halterofilia y remo, pero no los 68 atletas de los que se hablaba.

Al COI le temblaron las piernas a la hora de decidir, Rusia es un país importante y ganador, una nación que al Comité le interesa que se enfrente al otro país triunfador que es Estados Unidos.

Por lo tanto ahí va a quedar la historia del dopaje, ojalá que la Federación Internacional de Atletismo, que ha sido la más persecutoria, como la Agencia Mundial de Antidopaje, sigan persiguiendo de oficio las situaciones de dopaje de atletas del mundo entero.

Para que los Juegos Olímpicos sean limpios y gane el que mejor esté preparado y no aquel que utilice sustancias que le permitan ser mejor.

Ahí termina la situación del famoso dopaje ruso.

 
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