Raúl: con nombre de goleador

Francisco Javier González
en CANCHA


Los datos publicados por la agencia de investigación de mercado europeo Soccerex dieron a conocer recientemente los precios de los Sub 21 más importantes del Viejo Continente.

Anthony Martial tiene un valor de 47 millones de libras, Leroy Sané del Shalke 04 tiene etiqueta de 37 y Renato Sanches, portugués de 18 años y perteneciente al Bayern Munich, de 34 millones y medio de

libras.

Viene a colación porque la trasferencia definitiva de Raúl Jiménez debe ser interpretada como un gran logro de algo que sin embargo tiene mucho camino por recorrer: el prestigio del futbolista mexicano exportado.

Raúl tiene una historia conocida: desplazó a los extranjeros de su equipo para hacerse titular en el América, se fue al Atlético de Madrid en el que se curtió en la experiencia de batallar desde el medio campo en un puesto que no le acomodaba a sus características, y fue prestado al Benfica, donde ganó crédito y minutos a grado tal que se ha convertido en el futbolista nacional mejor valuado de la historia.

¿Qué tiene Raúl que otros no tengan?

Sería importante referirnos al Waterloo del Tri en la Copa América del centenario. Ese 7 a 0 que nos revienta el alma tuvo un jugador distinto a los demás que en cuanto entró al terreno se convirtió en El Cid campeador pero al revés: era el único guerrero vivo en un equipo muerto.

Raúl tiene una mentalidad por encima del promedio mexicano.

Entra contra Panamá para salvar la tragedia con una chilena de colección en la Eliminatoria para Brasil 2014. Fue de último minuto e implicó ponerse el equipo al hombro.

Eso tiene que ver con su educación familiar, con los valores inculcados desde la cuna, con un representante-padre que excepcionalmente hace bien su trabajo porque la paternidad y la ambición han cegado a muchos papás que no saben bien hacia dónde ver y con qué hacerlo.
 
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