Sonrisa en la oscuridad

Francisco Javier González
en CANCHA


El panorama es desolador cuando todo el día en los medios internacionales la noticia es que un hombre arremetió a tiros en una discoteca de Orlando con una escalofriante suma de muertes.

Y no ayuda saber que en Venezuela se sigue viviendo, como desde hace mucho tiempo, un estado de emergencia porque sobra el hambre y faltan en muchas zonas los servicios más elementales. O que el día de la

inauguración de la Euro la violencia ocupó los titulares por brotar impune entre ingleses y rusos.

¿Será el futbol capaz de ponernos una sonrisa en la boca con éstas, que son algunas de las tragedias que la humanidad sufre día a día?

Cada quien tiene que hacer lo que lo corresponde, y en este apasionante entretenimiento que es el futbol, nada de eso se resuelve pero cumple con una función: la de entender que los de la cancha son otro tipo de problemas que se resuelven fácilmente -lo peor que puede pasar es perder- y que sirven de distracción a todas nuestras atribuladas mentes.

Así pues, México enfrenta a Venezuela, que se dice motivada por lo que pueda ofrecer a su pueblo. Y sí que es ese un buen motivo para entender por qué un equipo destinado a perder como casi siempre en la Copa América, tiene ahora seis puntos -los mismos que México- y por lo tanto la posibilidad de arrebatarle el primer lugar de grupo. A todo venezolano que tenga tiempo de saber qué está pasando con su Selección, le llenará de orgullo la caricia emocional que les brinda el equipo que los representa.

Respecto al Tri, sus números son impecables desde hace tiempo y está por vencer algunos de sus propios antecedentes históricos. Todo pinta muy bien, pero hay alarmas en el desempeño de los últimos partidos que deben prender el foco amarillo.

Juan Carlos Osorio, amigo de experimentar, de cambiar, de no conformarse con lo dominado sino buscar más aventura táctica, habrá digerido la noticia de que Chile tuvo suficiente para castigar a México, que Uruguay tomó el control en el segundo tiempo y que Jamaica fue peligrosa por la falta de coordinación de la defensiva mexicana, que no termina de aprenderse de memoria.

Virtuoso de la dirección técnica, el colombiano habrá de jugar más a la segura. Atacando, sí, pero sin descubrirse tanto atrás.

Venezuela nunca le ha ganado a México y en condiciones normales no tendría por qué hacerlo pese a la mejoría que ha mostrado ostensiblemente en últimos años.

El perdedor será lanzado a los leones argentinos en la Segunda Fase y el vencedor se medirá a Chile o Panamá.

Que nos diviertan.

Y que sean capaces, unos u otros, de dibujar esa sonrisa que siempre se ve bien hasta en los rostros más desesperanzados.

 
 
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