Nuevo compromiso para el Tri, uno de esos que se suponen de rutina por la potencia propia y las carencias ajenas. Este pensamiento es tan verdadero como peligroso por lo que la historia ha reiterado.
Se supone que México se crece ante los adversarios de etiqueta y concede demasiado a los que visten overol. Esa extraña propiedad de mimetizarse según el color del rival invita a que con Juan
Carlos Osorio también haya un cambio de comportamiento.
Esa Jamaica peligrosa como diablo cuando juega en Kingston y llamativa por la cantidad de jugadores que actúan en Inglaterra, pierde fortaleza fuera de casa.
Si su condición de finalista en la última Copa Oro se debió a una increíble noche en que la decadente Selección de Estados Unidos falló todo lo que podía en la Semifinal, el partido por el título le entregó noticias diferentes.
México atravesaba una crisis de credibilidad que, sin embargo, era correspondida con resultados.
Andrés Guardado había sido señalado por la ultraderecha del futbol como un forajido por convertir contra Panamá un penalti que el cielo le había regalado.
En ese duelo, previo a la salida de Miguel Herrera, parecía sellar la polémica con una goleada irreprochable frente a una Jamaica a la que le salieron todas sus goteras.
La racha victoriosa del Tri data de esas fechas. Sus 20 juegos sin perder y las 10 victorias consecutivas que suma hoy tienen que marcarlo favorito para garantizar su segunda victoria.
Jamaica es un equipo que juega siempre a lo mismo, porque no tiene más que ofrecer. Peligroso con el espacio largo en el que sus velocistas pueden hacer daño, contrasta con una defensa que suele desacomodarse y en el mano a mano ser vulnerable no obstante su entusiasmo.
El Rose Bowl es como una segunda casa del Tri. Muchas son las batallas que ahí ha librado y vencido, la última, una de las más gratas: el triunfo sobre Estados Unidos en el interinato de Tuca Ferretti que le dio el boleto a la Confederaciones
A diferencia de los caribeños, México tiene material e ideas en exceso, algunas de ellas le hacen cambiar de planteamientos y posiciones cuando al técnico le parece conveniente.
La tarea de Osorio, sin embargo, consiste en evitar lo sucedido en el complemento ante Uruguay: la desconcentración, el exceso de confianza y la falta de consistencia son amigos del Tri y es momento de sacarlos a patadas.
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