Construyen con mate al Leicester uruguayo

Homero Fernández
en CANCHA


México y Uruguay se verán las caras mañana en el marco de la Copa América Centenario. A lo largo de las décadas el aporte de entrenadores y jugadores charrúas ha enriquecido al futbol mexicano.

Carlos Miloc, Ricardo de León, recientemente Gustavo Matosas y ahora Diego Alonso, han sido campeones como timoneles. Walter Mantegazza, Nilo Acuña, Roberto Matosas, Héctor Eugui, Vicente Sánchez,

Carlos María Morales, Robert Siboldi, Cesilio de los Santos, el "Loco" Abreu, son algunos de los futbolistas que han dejado huella.

Bicampeón olímpico, sede del primer Mundial, autor del Maracanazo, el mayor ganador de la Copa América, el futbol uruguayo se enorgullece de su historia.

Dominado por Nacional y Peñarol, el futbol profesional afincado en Montevideo todavía sigue dando sorpresas. Primero Defensor rompió la racha de los "grandes" en 1976 con la batuta de Ricardo de León. Luego se sumaron Danubio, Bella Vista, Progreso y Central Español.

En 2005, el Deportivo Rocha se transformó en el primer club de provincia en ganar un campeonato, el Torneo Apertura, aunque luego perdería la Final por el Campeonato Uruguayo.

Este año Plaza Colonia repitió la hazaña. Es originario de la única ciudad uruguaya Patrimonio de la Humanidad: Colonia. Un enclave portuario, frente a Buenos Aires, que conserva vestigios portugueses y españoles de la Conquista.

Los "pata blanca" se plantaron ante Peñarol, que tenía chance de campeonar, lo derrotaron 2-1 y dieron la primera vuelta olímpica en el Campeón del Siglo, el recién inaugurado estadio aurinegro ¡Vaya cicatriz histórica!

Plaza Colonia había estado a punto de desafiliarse por problemas económicos. Sus jugadores no cobraban. Seguían porque uno era albañil, el otro polichambista, carpintero el entrenador y otro repartía comida. Todo su presupuesto es de 65 mil dólares al mes, pero alcanzó para comprar un autobús en una subasta.

En 2002 catapultaron a la fama a Diego Lugano. El ex capitán celeste estuvo entrenando con ellos el año pasado recuperándose de una lesión. "Fue como hacer un viaje en el tiempo y darme un baño de humildad y realidad que nunca vienen mal...", contó.

Pero la ilusión y la unión que, junto con el buen juego, los llevaron a la hazaña tenía la fórmula secreta.

"El mate es como un engranaje que hay entre todos los que llevamos esto adelante. Nos reunimos con los directivos y hay mate; con el cuerpo técnico, lo mismo y ni que hablar con los jugadores. Hay una química impresionante y esa también es otra de las claves", confiesa Roberto García, uno de los técnicos.

Como la garra y la técnica, el mate es una marca registrada en el pasaporte de cada futbolista uruguayo que llega al nuevo puerto. Eso también lo saben los jugadores mexicanos que han bebido de su sabiduría.

 
hfernandez@reforma.com
Twitter: @mundodepelota