Prioridad en las metas

Rafael Alarcón
en CANCHA


"Se puede comprar un country club, pero no un swing de golf, simplemente no se vende en anaqueles".

Gene Sarazen, profesional de golf
 
 
Para un golfista saber qué pretende alcanzar en su carrera es lo más importante, ya que eso es el propulsor de su esfuerzo diario.

Gaby López entró al profesionalismo en diciembre con una meta clara: competir en los Juegos

Olímpicos. Para lograrlo tuvo que pasar por el difícil proceso de calificar en la LPGA, logró uno de los 20 lugares.

Sólo jugando en la Gira grande podía hacer los puntos para el ranking mundial que le valdrían estar dentro del field de 60 jugadores en Río de Janeiro.

Por el momento, vestir los colores mexicanos está asegurado al encontrarse en el lugar 40 del ranking de elegibilidad y, por cómo está jugando, sólo parece que va a mejorar.

Gaby ha participado en su primera temporada de la Gira con sentido de pertenencia y en apariencia sin asustarse del escenario de estar entre las mejores del mundo.

De los 10 torneos jugados ha pasado ocho cortes. Al seguirla por internet se puede dar uno cuenta de que sabe salir bien de los momentos apremiantes. Cuando está en la línea entre fallar o hacer el corte, responde cerrando bien y su última ronda de cada torneo suele ser la mejor, promedia: 69.75 golpes.

En los 10 torneos jugados, Gaby no ha tenido ningún top 10, pero esa seguridad y consistencia mostrada en su primer año le han dado ya casi 90 mil dólares, que por el momento la colocan en el lugar 56 de la lista de dinero y lo mejor es que prácticamente ya tiene asegurada su permanencia para el año próximo entre las mejores 125, ahora sólo le falta cerrar entre las primeras 80 para tener estatus completo y ser elegible para entrar a todos los torneos.

El año pasado, la golfista que ocupó el lugar 80 ganó 133 mil dólares. Esa claridad de metas es la que la hará llegar muy lejos.

Y ya que estamos hablando del golf en los Juegos Olímpicos, todo apunta a que será un verdadero éxito por el apoyo y la participación de los mejores jugadores del mundo, a pesar de los posibles problemas que se pudieran presentar en Brasil.

Sin duda, la mayoría de los golfistas profesionales del mundo han acogido bien la posibilidad de representar a su país y jugar por una representativa medalla de oro, plata o bronce.

Las estrellas internacionales saben que el honor sigue teniendo validez y dejar de competir por dólares una semana o cansarse por hacer un viaje fuera de su rumbo habitual, o tener que viajar con la delegación de su país en lugar de tomar su avión privado, tienen un valor mayor para el crecimiento del deporte, sobre todo en los países donde se juega menos golf.

Para otros elementos de la talla de Adam Scott (Australia), Louis Oosthuizen y Charl Schwartzel (Sudáfrica), nada del significado les convenció y prefirieron no arriesgar su calendario o la posibilidad de un contratiempo, ofreciendo excusas pobres y dejando en claro ese lado egoísta que cargan.

Hasta el próximo green.

 
 
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