El de Pumas ha sido, dentro de todo, el mejor año de los últimos cuatro.
Llegó a la Final del torneo pasado perdiéndola dramáticamente frente a los Tigres y ahora alcanzó ya los Cuartos de Final de la Libertadores con buenas posibilidades según parece, de avanzar una ronda más en función del rival en turno.
La ilusión de llegar a la Liguilla no está perdida del todo aunque pende de
dos hilos delgados: un empate entre Cruz Azul y Tigres el sábado y un triunfo propio sobre el América el domingo.
Pumas, sin embargo, tiene un futuro preocupante e incierto. Más allá de lo que suceda en las próximas semanas, tiene que hipotecar algo para que su presupuesto le alcance el siguiente curso.
El club está limitado en su operación por diferentes motivos. Hay productos que no se pueden anunciar como bebidas alcohólicas y tabaco por los mandatos de la ley orgánica de la UNAM, no tiene una empresa detrás que le ayude en su financiamiento y carece de ingresos adicionales a los derechos de transmisión y comercialización, taquilla y venta de jugadores.
A Pumas no le alcanza el dinero para pelear por jugadores de gran nivel, traer contrataciones espectaculares y parar un plantel de acuerdo a su significado y poder mediático. Y además, perderá a su patrocinador principal en el uniforme, que no renovó su contrato.
Jorge Borja dejará la presidencia del patronato en las próximas semanas después de cuatro años de gestión. Y advierte que Pumas no puede seguir así; que necesita cambiar su estructura de funcionamiento so pena de alejarse cada vez más de las grandes tardes porque la era romántica del futbol mexicano terminó hace mucho.
Su puesto será ocupado por alguien que como él, se sentirá distinguido por el nombramiento. Pero que de no cambiar las cosas, también como él ejercerá su cargo de forma honorífica. No hay otro equipo en la Liga MX cuyo presidente no cobre sueldo o bien sea dueño. En Pumas es impensable un máximo directivo de tiempo completo porque vive de otra actividad. En tiempos de alta profesionalización, uno de los clubes más queridos y populares del País depende de entusiastas donaciones en tiempo y especie.
Borja, con sus errores, correcciones y facturas, advierte con sinceridad un futuro complicado en el que la presión de los torneos cortos que no le dan tiempo a los novatos empeora el panorama puma.
Del equipo siempre lo mejor es su afición, su espíritu y la filosofía que representa.
Pero no lo es su cimiento económico. No sería extraño que lejos de reforzarse, para el siguiente torneo tenga que deshacerse de un par de jugadores y recurrir a préstamos de otros equipos.
¿Hay forma de resolver el crucigrama puma?
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