El principio del fin

Fernando Von Rossum
en CANCHA


Amables aficionados: regreso enviándoles saludos cordiales y comentando dos casos de abuso de autoridad relacionados con el futbol americano.

El primero es la ya conocida persecución de Tom Brady por el comisionado Roger Goodell. Éste pudo celebrar brevemente la decisión dividida del Tribunal de Apelaciones reinstalando la suspensión de cuatro partidos al mariscal de los Patriotas, antes

de que se viniera la avalancha en su contra.

Ya hay un consenso casi general de que el caso de los balones supuestamente subinflados nunca tuvo bases reales y que los datos científicos explicaron claramente que las variaciones encontradas se debían a los resultados de la Ley del Gas Ideal.

El problema del comisionado es que ya se gastó casi 500 millones de pesos en abogados y ni modo que reconozca ahora que se equivocó. Para peor, la Liga estuvo revisando las presiones de los balones durante la temporada 2015 y se rehusó a dar a conocer los resultados. Lo hubieran hecho inmediatamente si éstos les hubieran sido favorables, es obvio que se encontraron las variaciones normales de presión que los científicos explicaron en la defensa de Brady.

El caso sigue siendo muy costoso para la NFL en su imagen. Goodell fue abucheado constantemente cada vez que apareció en el escenario durante la pasada selección colegial. Incluso, en el segundo día encaró a los aficionados retándolos a que abuchearan más fuerte.

Qué pobre papel para el peor comisionado en la historia de la Liga. El Washington Post opinó inmediatamente apoyando a los Patriotas y a los científicos que explicaron los efectos de la Ley de Gases mencionada, y la Senadora Jeanne Shaheen (D-NH) declaró que la Liga no tiene ninguna evidencia creíble contra Brady, y que para castigar hay que probar.

Y así continúa el debate nacional sobre las sanciones más severas en la historia de la NFL sin más base que la terquedad del todavía comisionado. Empiezan a inquietarse los dueños y un grupo de ellos se reunió recientemente para ver cómo le dan solución a este asunto.

Por lo pronto, Brady seguirá utilizando sus escasas opciones legales restantes. Acaba de contratar a Theodore Olsen, un abogado muy prestigiado y que como ejemplo ha argumentado 62 casos ante la Suprema Corte y buscará la apelación ante los 15 jueces del Segundo Circuito.

Aunque ganara en los juzgados, Goodell ya perdió y en grande. Es el principio de su final que aunque dilate un poco, llegará. El segundo caso la próxima semana. Por ahora, hacemos una pausa...

 
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