Partidos sin fin

Francisco Javier González
en CANCHA


Ningún jugador de Cruz Azul habría nacido cuando el "Jefe" luchaba con sus Tigres en una épica Final contra aquella Máquina en la que terminó con Pilar Reyes -legendario arquero de los norteños que nunca ganó una Final- jugando de centro delantero en un 3-3 inolvidable.

La ida había acabado en Monterrey a favor de los celestes con un golazo de tiro libre de Rodolfo Montoya.

Muchas

cosas habrán sucedido para que Tomás haya vivido gran parte de su vida lejos de los Tigres tras sus hazañas como futbolista. Eran sus colores naturales. Y otras tantas le habrán llevado al improbable Cruz Azul, jugándose el próximo sábado su pase a la Liguilla precisamente contra la camiseta que más veces defendió en sus años maravillosos.

Lo que habrá de resolverse en el duelo directo es bastante menos glorioso que lo de aquella vez. Ahora se tratará de definir quién ingresa a la serie final por la puerta de atrás, sin que eso quiera decir que quien tome ese boleto de consolación no vaya a tener oportunidades de coronarse.

Más allá de que La Máquina depende de sí misma y que el campeón defensor ha coleccionado averías en el torneo, la programación de la última jornada esta que ni mandada a hacer.

Las diferencias aritméticas entre los equipos involucrados son mínimas. Salvo Rayados, cuyo espectacular semestre le tiene reservado el liderato con una distancia inusual, entre los demás puede pasar casi cualquier cosa.

Pumas se jugará el boleto contra el América en CU y esa es buena noticia para un duelo clásico que se alimenta con historias que también nacieron en los 80.

La forma de jugar, la ideología y la afición de uno y otro son antípodas.

El duelo, importantísimo para las Águilas por la jauría que le amenaza arrebatar el subliderato, tendrá entonces máximo interés que como es costumbre, debe ser proporcional a los esfuerzos de seguridad que se designen para mantener la paz.

El acomodo para iniciar la siguiente semana la ronda de Cuartos es muy dependiente de la última jornada, cuyos partidos adquieren un gran peso.

Si el América-Monterrey como duelo en la cumbre ya dejó sabor de Liguilla -igual que el triunfo del resucitado Monarcas-, los partidos preliminares al inicio de la fiesta se encargarán de algo parecido.

Veremos historias, quizá épicas, que alguien recordará a los futbolistas del futuro que hoy no han nacido. El combustible de rivalidades que necesitan ser alimentadas siempre.

 
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