Preparan la fiesta en la torre de Babel

Homero Fernández
en CANCHA


El 28 de noviembre esta columna comenzaba así: "¿Este sábado seguirá el milagro en la Premier League o se vendrá abajo una hazaña en ciernes? El líder Leicester City tiene la palabra y ante él estará el Manchester United, su escolta, para arrancarle la ilusión".

Cinco meses después el milagro está más cercano y el United lejos de la punta. Este domingo, un triunfo de los Foxes le dará la

Premier al equipo de la ciudad inglesa más multiétnica.

En el paisaje de Leicester, nudo ferrocarrilero, textil y zapatero, se dibujan mezquitas, iglesias y sinagogas. Se hablan 70 idiomas y un cartel en la estación de trenes recibe a sus visitantes en bengalí, español, punjabí y urdu.

En los años 70, el dictador Idi Amin expulsó de Uganda a la comunidad hindú y miles de ellos, aprovechando su pasaporte de la Mancomunidad Británica, se establecieron en esta ciudad del centro de Inglaterra, donde el tamaño de la población de inmigrantes se compara a la local. La gran mayoría (37%) está compuesta por asiáticos. Después llegaron somalíes, rumanos, caribeños y kosovares.

Un asiático, Vichai Sviraddhanaprabha (si lo puede pronunciar), dueño de King Power que monopoliza las tiendas de los principales aeropuertos de Asia, compró el club en 2010.

Los días de partido, las tribunas del estadio reflejan el crisol que también está en la composición del equipo, donde figuran jugadores de Inglaterra, Dinamarca, Japón, Argentina, Alemania, Austria, Australia, Polonia, Ghana y Francia, dirigidos por un italiano, Claudio Ranieri.

Justamente el entrenador fue el único previsor. Hizo poner en su contrato un premio de 5.7 millones de dólares en caso de lograr el torneo. Los jugadores fueron más tímidos: aceptaron repartir 9 millones de dólares si conseguían estar entre los 12 primeros. Pero también hay fanáticos que "lamentan" esta temporada. El periodista inglés John Micklethwait apostaba 28.5 dólares, durante 20 años, a que el Leicester sería campeón de la categoría donde estuviera. Se fue a trabajar a Nueva York y se olvidó de su costumbre.

Cuando arrancó la Premier el Leicester pagaba 5000 a 1. Si ahora gana el torneo, Micklethwait se perderá 146 mil dólares y las casas de apuestas unos 7.4 millones de dólares por el batacazo.

Jamie Vardy, una estrella tardía con una historia digna de Hollywood, y el franco-argelino Ryad Maharez, elegido por sus colegas como el mejor jugador de la temporada, han estelarizado en la cancha el guión que Ranieri ha escrito en los vestidores.

La temporada pasada el hincha vivió en la cuerda floja del descenso durante siete fechas y hoy no lo puede creer. "Pensábamos que ya habíamos hecho nuestro milagro", dice un fanático citado por la prensa.

El 1 de mayo es una fecha tan internacional como la gente que habita Leicester. Puede ser un buen augurio.

 
 
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