Dos caras del triunfo

Francisco Javier González
en CANCHA


Si en el desenlace no hay incertidumbre y drama, la sensación será diferente.

El futbol mexicano decidió hace muchos años -en 1970- hacerse de una Liguilla que pusiera en puntos suspensivos al líder más pintado porque aun haciéndolo muy bien, tenía que refrendarlo en algunos partidos adicionales.

Pese a que Monterrey ha amarrado un liderato merecidísimo, ahora tendrá que esperar dos

semanas para poner en práctica todo lo bueno que tiene y tratar de dar la ansiada vuelta olímpica.

En el centro del escenario está Antonio Mohamed una vez más. Campeón con Xolos, con América y ahora en primerísimo lugar con Rayados, regresa a la palestra después de algunos momentos difíciles el torneo pasado.

Así son los entrenadores. Cada día tienen más calidad, más experiencia, más herramientas. Pero si el resultado no los acompaña, se devalúan rápidamente y pierden muchas veces el empleo. Mucho mérito tiene Mohamed en este renacimiento regio. Bien por él.

Del otro lado, aparece un caso extraño: el del América.

Las Águilas son el equipo más consistente del semestre y el único -salvo que Tigres haga dos milagros- que pueden ser campeones de los dos torneos en que está participando.

El miércoles en la Liga de Campeones, con una ventaja importante y en la serie final a la que ya está clasificadas, ofrecen una oportunidad digna de análisis: ¿Cómo es que con Herrera, con Mohamed, con el paso fugaz de Matosas y ahora con Ambriz, América suma temporadas importantes y seguramente más títulos?

A nivel internacional hay una referencia asombrosa: el Olympique de Lyon de la Liga francesa consiguió en años consecutivos los siete títulos que posee hasta hoy, con cuatro entrenadores diferentes.

El caso en Europa fue destacado por ser único: más allá del nombre del entrenador y la importancia que tiene en el éxito de un equipo, el trabajo de la estructura directiva hizo cambios por diferentes motivos sin alterar la calidad competitiva. El presidente del club y su director deportivo -Bernard Lacombe, su segundo goleador histórico- se encargaron de darle una estabilidad que no fue amenazada por cambios tan sorpresivos.

Ignacio Ambriz, cuestionado hasta la saciedad, ha hecho un buen trabajo sin saber lo que le deparan las siguientes semanas. Y el América también por haber enfrentado con acierto los cambios de técnico que no fueron deseados ni planeados.

Con la dificultad que entraña atender dos competencias al tiempo, América enfrentará al líder rayado en el Azteca. Mohamed y las Águilas se saludarán sabiendo que a ambos les fue bien después de su tiempo juntos.

No siempre sucede.

 
 
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