Penúltimo sorbo copero

Francisco Javier González
en CANCHA


Los partidarios de Cruz Azul y Real Madrid tienen algo en común: amanecieron desconsolados debido a sus respectivas derrotas inesperadas.

Lo sucedido con los merengues estaba fuera del presupuesto. Caer frente al Wolfsburg no es algo que se repita demasiado en su historia, y regresar al Bernabéu con esa diferencia a cuestas tampoco.

Hay quien puede pensar que la deficiencia de los

merengues es competir en una Liga en la que abundan los partidos fáciles y que la ventaja del adversario es que en la suya, las fuerzas están más parejas y jugar a tope cada semana hace callo.

Wolfsburg no es una sorpresa. La velocidad con que fue destroncados Danilo -por poner un ejemplo- y lo agresivo de su juego no son cosas nuevas.

Pero además de las virtudes del ganador, hay un desgastante partido del Madrid frente al Barcelona el sábado pasado, en el que la victoria obtenida que podría ser pírrica pasa facturas en lo físico.

La serie luce interesante y de pronóstico complicado: usted sabrá si considera el peso histórico del Bernabéu o el momento vacilante del Madrid que resbala más que lo apetecido en los últimos tiempos con el técnico y el sistema que sea.

En cuanto a Cruz Azul, se enfrentó con más de medio equipo titular a un Necaxa que impuso condiciones y ganó merecidamente su pase a la Final de la Copa MX.

Con una entrada espectacular en su tribuna, La Máquina no pudo brindar el triunfo a sus hambrientos seguidores porque no supo resolver los enigmas que le presentó un visitante cuyo nombre evocaba nostalgia y ahora sorpresa.

No tardará en llegar a la mente la misma idea tantas veces repetida en los sinsabores azules: la de una vez más quedarse en la orilla.

Soportar una derrota en casa frente a un rival de otra categoría -división pues, para que no se mal interprete- recibiendo además tres goles abre una herida difícil de sanar .

Y más complicado será decir que en este Cruz Azul hay que creer -como su gente lo está haciendo- porque tiene algo que le ha fallado otras veces: tiene más visible el alma y la pone de por medio aunque las cosas no resulten al final.

Veracruz y Necaxa jugarán la Final del torneo la próxima semana y lo harán habiendo conseguido el pase con justicia y decoro.

Para ambos, ser campeones será una novedad. Más aún para los porteños, que no han de recordar la última vez.

A cada capilla le llega su fiestecita. Sólo eso podrá mitigar, siendo optimistas, el dolor azul. La procesión hablará jarocho.

 
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