El Guadalajara le hizo muchos regalos a sus partidarios ayer por la noche.
Uno de ellos, el más importante, una paliza a los Pumas que siguen de largo su racha de 34 años sin ganar a los rojiblancos en Jalisco. Las Chivas lo lograron con atrevimiento, trabajando el partido desde el primer momento y con un arma letal que pocos poseen en esa medida: la velocidad.
La imagen de lo
sucedido en el cuarto gol es una representación fiel de las fuerzas que se opusieron: Javier Eduardo López, un jugador tan tímido en su persona como descarado en su juego, se come de tres fintas a Darío Verón, uno de los pilares de Pumas. El consagrado pierde la cintura frente al novato que no le tiene la menor consideración. Esa fue la historia del disparejo duelo.
A Pumas no le salió nada porque no pudo meter ni las manos.
Y pese a que tiene los mismos 15 puntos que el verdugo, la sensación y la ilusión óptica son diferentes. Mientras los de El Pedregal tienen un triunfo en la Liga en el último mes y medio, y dos en el último bimestre, el Guadalajara suma tres victorias en sus cuatro partidos más recientes. Su única derrota, en el Clásico, sucedió por casualidad porque merecía al menos el empate.
Como además de la importancia suprema del resultado hay otras cosas que forman parte del futbol, la forma también importa. Y pocos equipos -reto a saber si hay alguno más en este momento- son capaces de llenar tanto los ojos como los rojiblancos.
Cierto es que no es confiable el deporte para hacer pronósticos a largo plazo, pero las tendencias marcan por lo menos esa sensación: la visita del Guadalajara a Puebla, luego el Clásico Tapatío en diferentes condiciones para después enfrentar sus últimos tres compromisos contra Pachuca, Dorados y Santos, deberían traerle buenos resultados.
¿Será que el Guadalajara va a clasificarse a la Liguilla y podrá en ella tener un papel destacado?
El máximo riesgo que tiene, ya que encontró su futbol, sus ritmos y sus tiempos, es que Chivas sea inconstante. Que no pueda permanecer, particularmente por los jóvenes que empiezan a ser importantes, y que en cualquier deporte tardan entre la presentación y una consolidación que a veces nunca llega.
Monterrey, que en un gran partido ganó en León, América con sus cuatro victorias consecutivas peleando el liderato, Pachuca que junto con Cruz Azul estuvieron a punto de derretirse por el calor y los que siguen luchando semana a semana, tienen que dejarle esta vez el centro del escenario al Guadalajara.
No hizo el futbol que vemos todos los días. Pero sí el que estaba buscando hace rato sin que los resultados, hoy presentes, le hubieran acompañado.
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