La leyenda de Blanco
Con goles genera éxtasis, fiesta y celebración, pero con Cuauhtémoc Blanco era posible calmar a una turba y desaparecer amenazas de muerte.
Blanco, quien ahora juega a la política, regresó ayer al futbol por un día.
Sin la velocidad que rompió defensas ni los amagues de sus mejores años, en 37 minutos estremeció a quienes acudieron al Estadio
Azteca.
El ahora Alcalde de Cuernavaca demostró que a sus 43 años no ha perdido la pasión, el sentido ni la clase con la que nace un superdotado de las canchas.
Ayer provocó gritos y lágrimas, pero en sus mejores años provocaba enconos, odios y rivalidades.
Una de sus noches más difíciles la tuvo en Colombia.
"Te vas a morir, allá las vas a pagar todas". Esa frase cargada de rabia se escuchó el 3 de mayo de 2000, al finalizar la ida de los Octavos de Final de la Copa Libertadores.
Édgar Carvajal, volante del América de Cali, le gritó así al delantero del América mexicano, quien se había burlado del rival en el festejo del gol del 2-1 en el Azteca.
Temo había sido artífice de la remontada del América en ese juego, que comenzó ganando el cuadro colombiano. Braulio Luna empató y Blanco marcó el gol del gane casi al final, ante 75 mil personas en el Azteca.
Los colombianos, que marchaban invictos en casa, estaban convencidos de que iban a hacer que Blanco pagara su osadía. El de ida había sido un juego bravo, con patadas, expulsiones e insultos.
El de vuelta debía jugarse en El Campín, de Bogotá, debido a las obras de mantenimiento a la cancha del Pascual Guerrero, de Cali.
Una semana separaba a un partido del otro. En los medios mexicanos y colombianos la guerra de declaraciones por la amenazas para Blanco crecía.
"No sentía que hubiera sido así, pensé que eran cosas normales del calor del partido, pero algo escuché y luego algunos de los muchachos me comentaron que sí pasó", confesó Alfredo Tena, entonces técnico de las Águilas.
Sergio Berti, refuerzo de ese plantel azulcrema, recriminó a Cuauhtémoc por su actitud.
"No creo que haya sido así, pero también si provocas, te arriesgas a eso, creo que no hay que provocar tampoco así al rival", declaró.
Los del América de Cali intentaron minimizar lo sucedido.
"La actitud soez del equipo América de México es de un solo jugador, que ustedes ya lo conocen, que es Cuauhtémoc, los otros jugadores con que tratamos todos son unos caballeros", denunció Frankie Oviedo.
En Colombia, Carvajal justificó su reacción hacia Blanco.
"Son cosas del juego, pero él también fue muy bajo. Le dijo a uno de mis compañeros que su mamá vendía coca, que por eso jugaba, que era muy malo, pero listo, él tendrá que demostrar acá todo lo guapo que quiso ser en México", aseguró.
Antes de viajar a Colombia, la directiva que encabezaban Javier Pérez Teuffer y Héctor González Iñárritu, analizaba llevar seguridad privada.
"Cuauhtémoc está muy cab..., es un tipo que no se intimida con nada y menos con eso que estilan allá en Sudamérica. Uno igual se la piensa, pero Temo, no, él va de frente ante el que sea", relató Isaac Terrazas.
Llegó el día del juego. El Campín registraba un 75 por ciento de su capacidad.
"¡Sal, Cuauhtémoc; sal, Cuauhtémoc!", gritaba la enardecida Barra Diablos Siempre Fieles.
"Había nervio en el vestidor porque estaba muy caliente la cosa afuera. Óscar Rojas le dijo a Tena que mejor calentáramos sin salir al campo, pero Cuau pidió salir solo", recordó Pável Pardo.
"Dejen salgo y luego ya salen todos si quieren. Me van a amar", relató Marco Sánchez Yacuta, sobre lo que dijo Blanco.
Cuauhtémoc salió al campo y la silbatina y abucheos arreciaron. En solitario, hacía movimientos de calentamiento en la cancha y se ponía de frente a la barra, pero sin mirarla. Luego le siguió Christian Martínez para calentar en la portería.
La multitud poco a poco cambió los insultos por miradas incrédulas ante el osado mexicano, quien parecía inspirarse para la epopeya que protagonizaría. Al iniciar el partido, en cada pelota que pasaba por Blanco la silbatina era intensa, pero ya con menores decibeles ante la acción de enfriamiento que hizo el 10 americanista.
Al minuto 12 llegó el primero de su heroica noche en un centro de Pável Pardo por la derecha que Cuauhtémoc remató con la testa y sacudió las redes enemigas.
Entre Blanco y Fabián Estay tejían las opciones, con José Luis Calderón como delantero abierto y Marcelo de Faria como el volante de ida y vuelta.
El silencio se apoderó de El Campín a los 28', con un excelso cobro de tiro libre de Blanco. Golazo.
El 2-0 de Blanco se vio acortado a 2-1 por un bombazo de Carvajal antes del descanso.
En el segundo tiempo, Cuauhtémoc, en el área, levantó las manos para pedirle el balón a Estay y, ante el temor de sus marcadores, se acomodó la pelota y liquidó con el 3-1, su cuarto gol sobre su rival caleño.
Fabio Moreno acortó en un tiro de esquina con el 3-2, pero ya la gente bogotana estaba rendida ante Blanco.
Cuando pitó el final, los insultos habían desaparecido.
La hinchada colombiana, resignada, aplaudía a aquél encorvado 10 que los había calentado, pero que los asombró con su clase.
"Les dije que terminarían amándome. Se los dije, acuérdense que lo que se hace con el balón mata cualquier amenaza", les repetía Blanco en la cena a sus compañeros.
Aquella noche,vz t el caudillo al que amenazaron de muerte, se convirtió en el centro de atención de sus compañeros en el hotel, tras la hazaña y la metamorfosis del enemigo en la tribuna.
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