San Cadilla
en CANCHA


El 'Jefe' de jefes
 
En los rumbos de La Noria ya no quedan dudas de quién es El "Jefe".

No es mera fanfarronería el que Tomás Boy haya salido a decir hace unos días que Cruz Azul ya no es un equipo flácido, y vaya que él es bastante responsable de este cambio.

Así como al técnico no le tembló la mano para sentar al histórico Gerardo Torrado, tampoco para meter en cintura

a otro peso completo del vestuario celeste: Francisco Javier Rodríguez.

Cuentan que en una de las prácticas recientes, al "Maza" se le ocurrió llegar con calcetas blancas, a diferencia del resto de sus compañeros que portaban medias azules. Quizá este detalle pudo ser peccata minuta para cualquier técnico, pero no para Boy, quien de inmediato cuestionó al zaguero el porqué de la diferencia en el uniforme de entrenamiento y lo mandó directito al vestidor a que se cambiara, pues no iba a tolerar que se faltara al código de vestimenta validado para todos.

Al ver el carácter que tuvo el técnico ante el jugador tres veces mundialista, quizá al resto del plantel le quedó claro que no le dicen "Jefe" sólo de cariño. De paso, el timonel se ganó el respeto de los futbolistas a los que por tantos años se les ha tildado de pechos fríos, pero que ahora muestran una sangre casi tan caliente como la del hombre que los manda a cambiarse las calcetas.

 
Grandes cuates
 
Y ya que andamos en La Noria, déjenme contarles que el primer gol de Omar Mendoza en Primera División alegró a la mayoría el sábado en el Estadio Azul, pero un celeste estuvo particularmente feliz aquella noche.

Rafael Baca tenía una gran sonrisa en la cara por el estreno goleador de su cuate al grado de que antes de irse del estadio esperó a que el hombre de la noche se desocupara.

Y es que Omar fue uno de los más buscados por los fans que aguantaron a que salieran los jugadores. Pasaban los minutos y Mendoza no terminaba con ellos.

Me cuentan que nada más se escuchó un: "Apúrate Omar, que nos va a dejar el camión y nos vamos a regresar en taxi". Ya saben, en referencia a Víctor Vázquez y Fabio Santos, que hace no mucho tuvieron que volver en un taxi al hotel de concentración porque el autobús de La Máquina ya se había ido.

Pues en lo que esperaba, a Baca le cayeron un montón de aficionados mientras Omar, ya desocupado, se enfiló a la salida, casi sin acordarse de su compadre.

"¡Espérame Omar, oye güey, yo te estaba esperando!", fue el grito de Baca al tiempo que Omar hacía como que la virgen le hablaba y se atacaba de risa.

Se ve que la química no le llegó a Cruz Azul sólo dentro de la cancha.

 
 
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