Miércoles insípido

Francisco Javier González
en CANCHA


La pequeña aventura en Miami le habrá dejado algunas anotaciones en la libreta a Juan Carlos Osorio.

El primer tiempo, con un equipo que se estaba conociendo y ante un rival más entero que en el segundo, fue salpicado por algunos peligros que hasta una Selección juvenil de Senegal puede crearle a cualquiera.

El Tri fue soltando las amarras conforme la noche avanzaba y no obstante

algún susto adicional en la puerta de un solvente Corona, cambió la cara con el cambio de hombres y de posiciones.

El 2-0 es lo mínimo que se esperaba en un partido de esta naturaleza.

El ingreso del criticado Cándido Ramírez con un centro de oro que se convirtió en el primer gol, la sociedad entre jugadores del Pachuca y el festejo de Osorio cuando se abrió el marcador, fueron las notas más relevantes de un duelo distinto diametralmente a los que se jugarán contra Canadá en marzo dentro de la eliminatoria.

La baja de Luis Montes fue la nota lamentable del partido y nos fuimos a dormir con la duda de una lesión que se acumula a las ya tantas que se han sumado en los últimos tiempos en los encuentros del Tri.

Las condiciones en que se jugó el partido fueron adversas: La cancha futbolera en un estadio de beisbol, el rival poco destacado, la nómina mexicana formada como se pudo y el poco conocimiento entre sus jugadores, fueron un peso para sacar adelante un compromiso que tenía que salvarse.

Osorio es congruente con sus ideas y recalca que el equipo gana gracias al sistema que practica; la teoría fue confirmada en la práctica y sus conclusiones sobre las posiciones, los perfiles y los llamados le ofrecen un balance positivo.

El triunfo que como al cohetero no le hace quedar bien con nadie a México -si ganaba era lo normal, si perdía era una tragedia- contrasta con la amargura poblana en la cancha del Racing.

Otra vez el clasificado por ser campeón de Copa a la Ronda Previa de la Libertadores, es eliminado antes de llegar siquiera a la Fase de Grupos.

La Franja, que se ha ganado el respeto de sus adversarios, se equivocó más de lo razonable en la serie. Tanto en casa como ayer fuera de ella, tuvo errores que le costaron la eliminación.

Peleó como es su costumbre, mantuvo el espíritu, pero un balón mal entregado en su zona defensiva se convirtió en el tanto que firmó su sentencia.

No le alcanzó para la hazaña, aunque estar en esa instancia ya fue meritorio.

El sabor del miércoles fue desabrido con el dulce ofrecido por la femenil. Vendrán días mejores y más espectaculares.

 
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