Nostalgia por nuestro Atlante

Félix Fernández
en CANCHA


"El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá".

Eugene Ionesco.

 
La mudanza del Atlante a su nueva casa de Cancún en 2007 no pudo ser mejor: tras fallidos intentos en distintos estadios y sedes dentro del área conurbada de la Ciudad de México, por falta de afición principalmente, se decidió hacer un

cambio muy radical tras más de 90 años de vida. Cancún recibió al histórico cuadro azulgrana con los brazos abiertos y con afición dispuesta a ir a verles pese al muy incómodo estadio. Y los Potros, a su vez, correspondieron con un título y espectáculo apenas en su primer torneo. Sólo que la capacidad que tuvieron de atraer en poco tiempo fue inversamente proporcional a la capacidad que tuvieron de alejar casi con la misma rapidez.

En Cancún lo inesperado hizo creer en la coincidencia de una repetición que nunca más volvió a llegar, porque hay eventos que suceden una sola vez en la vida. En Quintana Roo dejaron de pasar cosas que funcionaban y la rutina se las arregló para que no pasara nada más que el abandono.

Pero cuando la resignación parecía llegar, apareció también, paralelamente la nostalgia que se hizo presente en dos fechas muy particulares en el mismo lugar: el Estadio Azul. Torneos de Copa Apertura 2015 y Clausura 2016. Cruz Azul-Atlante. En el primero se dieron cita miles de miembros de las diferentes porras de la Ciudad de México, ubicados en la misma zona. En el segundo fueron aun más atlantistas. Cerca de nueve mil simpatizantes azulgranas repartidos por todo el estadio, quienes enviaron un claro e inocultable mensaje: el Atlante pertenece a la Ciudad de México. Sí, donde se fundó y donde logró ganarse el sobrenombre más bello de todos: "El equipo del pueblo".

Hace un par de meses le comuniqué al plantel, en una breve plática durante la concentración, que "Ya se chingaron"... sí, que ya se chingaron porque ser parte del Atlante significa sufrir con este, nuestro equipo... y celebrar escasa pero ruidosamente... y ser orgullosamente miembro del único equipo que tiene más seguidores fuera que dentro de donde actúa como local... y de generar ilusión en demasiada gente que desea ver al equipo de regreso en la Primera División y en su lugar de origen... y de desarrollar un orgullo auténtico y único... y apegarse a veces de manera inexplicable a una forma de vida que prefiere el camino lodoso al sendero generoso... sí, ya se chingaron porque son parte de nuestra maravillosa historia que se remonta a un centenario y de la que para su fortuna, nunca podrán escapar.

El Atlante dejó la Capital porque la afición dejó de asistir al estadio. Nueve años más tarde ninguno de los otros 15 equipos de Ascenso convoca menos gente en su estadio que nuestro Atlante. Una nueva señal, como tantas otras que no han querido notar en muchos años es inequívoca: El Atlante no pertenece a Cancún ni le quieren en Cancún... el Atlante pertenece a donde miles y miles de aficionados se han hecho presentes en los dos mencionados encuentros y a donde se le extraña demasiado.

 
 
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