"Siempre puedes hablarle a un 'fade', pero un 'hook' nunca escucha".
Lee Treviño, al responder por qué prefería jugar efecto de izquierda a derecha
Para el profesional de golf, uno de los principales retos es encontrar cómo funcionan los elementos de la fórmula que afectan el desempeño en cada torneo. Esa fórmula incluye todo lo que tenga que ver con cada golpe que
se pega, su precisión y resultado.
Con el tiempo y la experiencia, el profesional descubre qué cosas y decisiones puede tomar para enriquecer su juego y qué riesgos no debe intentar. A esto podemos agregar las vivencias en el campo y el aporte de expertos que apoyan y guían para consolidar la fórmula.
Por ejemplo: jugar con un estilo y una preferencia de hacer los golpes, ya sean más conservadores o por la vía "agresiva", es algo que el jugador aprende conforme se siente más cómodo.
Rory McIlroy busca rutas y golpes a banderas que Jordan Speith no haría. El estilo funciona para cada quien, tan es así que ambos han logrado cosas maravillosas. Las consecuencias de fallar no es algo que inquiete a McIlroy o lo haga cambiar, sabe que la recompensa del acierto es muy satisfactoria, y por eso ha ganado torneos con enorme contundencia.
Más importante podría ser el conocimiento del swing propio porque de ahí se deriva el control de cada golpe. El jugador sabe con enorme precisión dónde poner el bastón para lograr el golpe deseado, por lo tanto, los bastones son generadores de confianza o desconfianza en cada golpe.
Un jugador depende de que sus bastones funcionen como lo requiere. Un buen equipo de golf lleva a grandes cosas y un error en la selección o un cambio de equipamiento puede brindar mejoría en la calidad de juego, pero también dudas.
Casi todos los buenos jugadores renuevan su equipo una vez al año. Trabajan con la compañía que les provee, ya sea por patrocinio o convicción, hasta afinar cada detalle, desde el tipo de varilla, flexión, peso y tipo de cabeza.
Las compañías de bastones le apuestan a los jugadores que podrían generar mercadotecnia y buscan convencerlos con incentivos económicos para reclutarlos. Algunos jugadores le apuestan también al cambio, otros prefieren ser conservadores, ya que conocen los riesgos.
En todo caso, los cambios hay que considerarlos durante la carrera.
Carlos Ortiz cambió de bastones Ping a Taylor Made.
No sé cuántos torneos lleva jugando con los nuevos bastones o cuál será su futuro; ambas compañías son de lo mejor en la industria y podría ser un cambio para bien. Tan es así que la semana pasada dio muestras de su estilo de juego, aunque haya fallado el corte por un golpe.
Tampoco sé si el cambio obedece a una inquietud con los bastones anteriores o por el tema comercial firmado. Lo que sé es que para Ortiz en esta segunda temporada hay mucho en juego y el simple hecho de mejorar sobre lo logrado la anterior sería excelente.
Ahora, conociendo el estilo "arriesgado" de Ortiz, estoy seguro de que los nuevos Taylor Made le darán más birdies en su tarjeta.
Hasta el próximo green.
rafaelalarcongolf@gmail.com
Twitter: @ralarcon2009