San Cadilla
en CANCHA


¿Exiliado?

 
Más de uno en Tuzolandia puso el grito en el cielo al enterarse del intercambio de Miguel Herrera Equihua por el colombiano Stefan Medina con el Monterrey.

Y es que no a todos les convence la versión de que la transacción obedeciera a cuestiones estrictamente deportivas, sobre todo porque el zaguero mexicano ya ha tenido incluso proyección en la Selección

Nacional.

Herrera Equihua tuvo un semestre difícil en el Pachuca, no sólo por la eliminación, sino porque le será difícil olvidar que su compañero Ariel Nahuelpán se lo agarró a guamazos al principio de torneo, acción que costó al argentino su separación temporal del club.

Peeero justo ahí estaría el meollo del asunto.

Dicen que a un sector de los mexicanos no le pareció nadita que sólo congelaran a Nahuelpán un partido, por más que fuera el goleador, y en ese grupito estaba, desde luego, Herrera Equihua.

A partir de ahí, algo se descompuso entre algunos de los nacionales de los Tuzos con el técnico Diego Alonso, quienes vieron una franca predilección por el delantero argentino ya naturalizado mexicano.

¿Será por eso que apenas surgió la posibilidad de intercambiar a Herrera por Medina, el timonel uruguayo no lo pensó dos veces? ¿Será un mensaje para que el resto de los jugadores mediten bien antes de rebelarse?

 
 
 
 
Ídolo en desarrollo
 
 
Vaya que Gerardo Alcoba no sólo hace méritos para ganarse a los aficionados de Pumas dentro de la cancha, también lo hace fuera de ella.

Les cuento que una vez terminado el partido del domingo pasado en CU ante Veracruz, donde los felinos clasificaron a Semifinales, un aficionado auriazul que venía con su hijo desde Mexicali se coló a la zona mixta local, todo con tal de obtener una foto con algún jugador.

Para su fortuna. Alcoba fue el primero del equipo en salir y, tras hablar con la prensa, el seguidor se le acercó y le dijo que si por favor se podía tomar una foto con pequeño, al que traía en los brazos.

El zaguero sin dudarlo tomó al niño e incluso le pidió que no tuviera miedo, aunque justo en ese momento un miembro del staff del equipo universitario se acercó al señor y le mencionó que no podía estar en esa zona, y menos andar pidiendo fotografías.

Sin embargo, Alcoba no peló mucho al empleado del club y se quedó con el niño en los brazos hasta que su papá tomó la imagen con el celular y se fue feliz de la vida con un recuerdo que le va a durar por siempre.

Vaya muestra de humildad de Gerardo, quien de seguir así no tardará mucho para hacerse un gran ídolo de la afición universitaria.

Cierto es que no tiene mucha competencia, pues la mayoría de sus compañeros son bastante "hojaldras" con la fanaticada auriazul.

 
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