El gran guerrero polaco
Debutar en Primera División y vestir la camiseta de la Selección nacional puede ser complicado, pero quizá no como para Jakub Blaszczykowski (Truskolasy, Polonia, 14 de diciembre de 1985), volante de la Fiorentina de Italia.
Su rostro duro y la forma de romperse el alma en cada jugada delata que su niñez no fue sencilla. A los 11 años, tuvo que
sobreponerse a una experiencia escalofriante.
Junto con su hermano, Dawid, el pequeño Jakub fue testigo de cómo su madre, Anna, era asesinada a puñaladas por Zygmunt, padre de ambos niños, durante una discusión marital.
"Nunca voy a entender qué pasó. Siempre me voy a preguntar: '¿Por qué?'. Hasta el final de mi vida voy a tener que vivir con esto", reveló Blaszczykowski al periódico inglés The Sun.
Por aquella brutalidad, su padre fue condenado a 15 años de cárcel, los cuáles cumplió y salió libre, sin embargo, sólo en una ocasión más volvieron a encontrarse.
"Antes en mi vida el asesinato era algo que no quería mencionar jamás. Traté de olvidarlo y no pude. Pero ahora soy lo suficientemente maduro para hablar al respecto", comentó.
Ferviente creyente de Dios y católico, el polaco siempre lleva el recuerdo de su madre. Cuando le toca marcar, festeja de la misma forma, sin importar la camiseta que defienda. "Kuba" grita, corre, se arrodilla y levanta la cabeza y las manos, como tratando de encontrar el calor maternal que perdió apenas a los 11 años.
"Ahora lo pienso incluso con más frecuencia: 'No tengo padres'. Luego me hice más resistente a las tragedias; he perdido todo, lo más importante", comentó.
Aquella sangrienta imagen tardó en procesarse en su cabeza. "Kuba" estuvo tres días sin hablar ni comer y cinco sin salir de su cama.
Con su madre muerta y su padre en la cárcel, fue criado por su abuela, Felicja Brzeczek.
"Sin ella pude haber tomar un camino erróneo en mi vida. Trato de hacerla sentir orgullosa porque hizo grandes cosas por mí y mi hermano", agregó.
Tras el incidente y bajo la tutela de la abuela, su tío, el entonces futbolista Jerzy Brzeczek, lo metió al deporte para ayudarlo a superar aquél pasaje.
Primero jugó en el Rakow Czestochowa, de su natal Truskolasy. Blaszczykowski fue impulsado por su tío a esforzarse y realizó una prueba en el WisÂa Cracovia, en el que debutó en Primera División en el 2005, como lateral derecho.
Tras una temporada fue premiado como el mejor volante de Polonia y, gracias a su gran habilidad, fue apodado como el "Pequeño Luis Figo".
"Kuba" no dejó de brindar buenas actuaciones y tardó dos temporadas en emigrar al futbol de Alemania. El Borussia Dortmund lo acogió, tras comprar su pase por 3 millones de Euros, después de la llegada de Jurgen Klopp al timón, no soltó la titularidad.
Actualmente, "Kuba" juega cedido en la Fiorentina, de Italia, y es asiduo convocado a su Selección, en la que es capitán desde el 2010.
A sus casi 30 años, actualmente vive feliz con su esposa, Ágata, y su pequeña hija, Olivia, a quien "Kuba" trata de brindarle el amor que alguna vez recibió de su madre.
"A los 11 años tuve que madurar y empezar a pensar diferente. No es fácil de pronto perder a ambos padres cuando se tiene 11 años. Sólo después de un año o dos me di cuenta de lo que realmente sucedió".
Su padre murió en el 2012 y "Kuba" asistió al funeral, lo que retrasó su llegada a la concentración de su Selección para la Eurocopa de Polonia y Ucrania.
En ese torneo, vivió uno de sus momentos más emotivos como futbolista, al marcar el gol con el que su Selección empató con Rusia, considerado enemigo histórico de Polonia.
El festejo incluyó lágrimas y abrazos de sus compañeros, además del recuerdo a su amada Anna.
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