Jaguares agachones
Pues me enteré que esto de que oootra vez les tardaron en pagar las quincenas a los jugadores de Jaguares ya está colmando la paciencia de los futbolistas.
Iba muy en serio eso de que pretendían no viajar para el partido contra los Pumas con el propósito de darle una buena lección a la directiva, pero no faltó quien se avivara y buscara primero asesorarse
para saber qué repercusiones habría en caso de tomar esa medida.
En el reglamento se señala que aquel club que no se presente a jugar un partido, inmediatamente perderá la categoría, entiéndase que desciende, así que, al enterarse de esto, la mayoría le sacateó a la posibilidad de hasta quedarse sin chamba de golpe y porrazo, más allá de no cobrar mes y medio.
Así que mejor se pusieron a pensar si esa será una buena decisión o le tiraban por otro lado, para que nuestro amigo Carlos Hugo López Chargoy no se haga como que no oye y les pague su lana.
Por lo pronto, ya hablaron hasta con la Comisión del Jugador, para que les echen la mano.
Lo cierto es que el cuerpo técnico, con Ricardo La Volpe al frente, apoyó con todo a los futbolistas, porque tampoco a ellos les llega la paga completa. En cuanto decidieron no entrenar el martes pasado, pues dijeron "va, le entramos" y le damos a lo que decidan para presionar.
Y ahora que hay todo este jaloneo me llegan a la mente las palabras que el presidente de la Liga MX dijo casi al principio del torneo, cuando presentó uno de los 18 balones que se usan cada semestre: "En el futbol mexicano no se debe dinero a los jugadores".
Como que eso habla de que son dos mundos muy distintos en el que viven los que patean el balón y el que viven los que están atrás del escritorio.
¿Proteger y servir?
La Policía Montada de León tiene un serio problema para manejar a la afición visitante que acude a los encuentros en el Nou Camp, al grado de que pone en riesgo la integridad de los seguidores.
Les cuento que el sábado pasado, tras el partido entre La Fiera y Pumas, unos 40 fieles auriazules se reunieron afuera de la reja del estacionamiento del inmueble con la intención de obtener un autógrafo de sus ídolos.
Todo iba viento en popa para los aficionados hasta que llegó la Policía montada y uno de sus agentes, desde su caballo, comenzó a gritar que se dispersaran, para luego echarles la "carrocería" a los aficionados.
Esta acción despertó el enojo de los seguidores, pues entre ellos habían niños. Entre tanto grito, uno de los caballos comenzó a ponerse nervioso y por poco se va contra la gente... Por fortuna, el jinete lo pudo contener.
Finalmente, entre tanto "caballazo", la Policía desplazó a la afición, la cual quedó bastante molesta por el proceder de los elementos de seguridad, quienes, en teoría, están para proteger y no poner en peligro a los ciudadanos.
san.cadilla@reforma.com